La ciudad de Huaxi es el símbolo de la prevalencia china en el mundo. En su origen fue un pueblo construido en medio del campo, a poco menos de una hora de Shanghai.
Huaxi, millonaria ciudad china del "comunismo de mercado"
Resume las contradicciones del país y representa su explosivo crecimiento. Su economía sigue siendo socialista pero sus habitantes tienen US$ 250.000 en la cuenta bancari
Hace apenas 50 años era una comunidad agrícola pobre, típica del este de China, hogar de 2000 campesinos, informan hoy los diarios ABC de España y La Nación de Argentina
El ímpetu de nuevo rico hace de Huaxi un deleie para la vista de los amantes del kitsch. Como Las Vegas es una ciudad de ciudades. Tiene una réplica de la Casa de Ópera de Sidney, el Capitolio, la muralla china y la plaza de Tiannamen, del Arco de Triunfo de París y hasta de la Estatua de la Libertad.
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POCOS PERO BUENOS. Sus dueños son las más de 380 familias originarias de la zona. Ellas tienen al frente de su lujosa casa -500 metros cuadrados cada una- un auto costoso que no es anterior a 2006 y grandes cuentas bancarias. Nadie tiene menos de 250.000 dólares en el banco
Los trabajadores reinvierten en la comuna el 95% de sus dividendos y a cambio consiguen vivir con todos los lujos; hace 50 años era una aldea rural en medio del campo.
Claro, para que haya ricos debe haber pobres, como corresponde a un régimen donde hay una casta de privilegiados. Unas 30.000 personas llegaron de afuera para vivir en esta ciudad. Para conseguir un permiso de residencias debieron pagar a la comuna, traer inversiones y pasar un fuerte contraloir de calidad. Pese a todo, no tienen todos los beneficios. Los que no son empresarios ocupan, en general, los puestos de servicios, o sea aquellos que pagan poco y generan poco interés en los lugareños.
Donde antes había cultivos ahora hay rascacielos. El símbolo del éxito económico del pueblo es una mole de cristal y metal de 328 metros de altura que costó 470 millones de dólares.
Adentro alberga el Longxi International, un hotel cinco estrellas donde la noche en una suite cuesta 12.000 dólares.
Los 328 metros es la misma medida que el edificio más alto de Pekín y suma el 32, número asociado a los negocios, con el 8, asociado a la prosperidad.
La atracción principal del edificio es una escultura de un buey hecha en oro macizo que pesa una tonelada.
EL PRÓCER INDUSTRIAL. A pocos kilómetros de la torre insignia de la ciudad hay una casita blanca con techo de paja y una pequeña placa. La estructura es uno de los símbolos del pasado humilde y duro del pueblo. Fue la primera fábrica de Wu Renbao, el ideólogo de este prodigio. Allí empezó a producir tornillos con una máquina elemental, con tan sólo 17 años.
En esta fábrica de tornillos, Wu trabajaba 14 horas al día, pero con una visión clara. Creía en el trabajo organizado para producir riqueza. Poco le importaban, según declaró, la política y los discursos de los líderes.
Sin embargo, gracias a las buenas relaciones que tenía en el partido, tomó el poder del pueblo en 1963. En 40 años de trabajo, creó 12 empresas cooperativas, que son consideradas propiedad de Huaxi, y un modelo de eficiencia que opera en diferentes rubros, del siderúrgico al textil. El pueblo cuenta, entre otras, con una fábrica de misiles y con una moderna productora de autopartes.
Los trabajadores obtienen poco dinero en efectivo por su trabajo. Pero a cambio reciben la posibilidad de vivir como millonarios, con todos los lujos. Si los habitantes salen del pueblo, pierden automáticamente estas ventajas. Éste es uno de los principales distintivos del pueblo, considerado "el más socialista de China", pues todos trabajan incansablemente para un estándar de vida elevado para todos.
En 1963, la población de Huaxi no llegaba a las 1000 personas y los activos colectivos eran de 25.000 yuanes (4000 dólares). En 2013, el pueblo produjo 58.300 millones de yuanes (8325 millones de dólares), según la agencia oficial Xinhua.
DUBAI, EL MODELO. Para Wu Renbao, el modelo de Huaxi fue la lujosa Dubai. "Si ellos lo hicieron en medio del desierto, nosotros también podemos", fue el pensamiento de Wu. Y para lograrlo pondría por encima de todo un sistema de producción organizado, pues su lema era: "La producción es lo más importante".
Su hijo mayor, Wu Xie, que tomó el poder cuando Wu Renbao se retiró, en 2003, completa la fórmula: "La economía colectiva, que se distingue por la prosperidad común, es la clave del éxito de Huaxi".
Lo fundadores han visto con sus propios ojos la transformación y hacen lo posible para mantener las tradiciones. Otros se instalaron luego de pagar a la comuna, con la instalación de fábricas o con dinero, el permiso de residencia.
Quienes no disfrutan de ese permiso de residencia (unas 30.000 personas) no gozan de los mismos beneficios: ni las casas, ni los autos, ni los privilegios mensuales a los que acceden los otros habitantes del lugar.
Wu murió el año pasado de cáncer de pulmón. Detrás de sí, dejó una estela de sospechas y quejas, pese al éxito del modelo. El nepotismo, por ejemplo, es una de las tantos virus que dejó la experiencia socialista de mercado. Los detractores acusan acusan al padre de Huaxi de haber creado un régimen piramidal en cuya cúspide están sus familiares.
El futuro preocupa. Al igual que el resto del país, se enfrenta con el desafío de cambiar de un modelo de producción contaminante y bajo en costos, a uno verde y notoriamente más caro.
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