Dos antecedentes de pilotos fallecidos en accidentes de aviones militares

De los seis aviones, solo tres realizaron aterrizaje visual en Montevideo debido al mal tiempo, y los otros tres decidieron regresar a Durazno.

En determinado momento el avión del coronel Tomé reportó fallas eléctricas que le impedían utilizar sus instrumentos de vuelo.

Se colocó entonces detrás de uno de sus compañeros para poder guiarse pero luego perdió contacto hasta que fue encontrado estrellado cerca de la ciudad de Florida.

CAUSAS. La pericia determinó como hipótesis que el agua de lluvia se pudo haber filtrado a través de los sellos de la cabina, afectando la unidad de control del generador de energía de la aeronave.

Ello habría ocasionado la desorientación espacial de la tripulación y la inevitable pérdida de control de la aeronave.

Como factores contribuyentes se constataron apreciación inadecuada del pronóstico meteorológico; deficiencia de un entrenamiento específico en vuelo instrumental; condiciones climáticas totalmente adversas para el vuelo, y carga excesiva de tareas en la cabina.

Además se había previsto como primera alternativa a Carrasco el aeropuerto de Laguna del Sauce, pero por motivos que nunca se sabrán, el piloto optó por retornar a Durazno y se estrelló en aquel enero de 2004.

EN 2008. Cuatro años después hubo otro accidente aéreo militar con los dos tripulantes muertos, pero en una aeronave Pilatus PC-7. Era un vuelo de entrenamiento.

El avión se precipitó a tierra cerca del aeropuerto Santa Bernardina de Durazno y fallecieron el teniente segundo Diego Silveira Lujambio y el alférez Jonathan Martínez Méndez.