Los resultados preliminares de las elecciones presidenciales bolivianas avizoran este lunes un final de infarto, a falta del voto rural y del exterior, aunque la tendencia a una segunda vuelta entre el mandatario Evo Morales y el opositor Carlos Mesa parece la más firme.
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La eventual segunda vuelta sería el 15 de diciembre y la transferencia de mando está prevista para el 22 de enero de 2020.
Los datos oficiales del tribunal electoral se habían interrumpido la noche del domingo en el 84% de las actas verificadas, cuando todo parecía apuntar al balotaje, lo que provocó críticas al Órgano Electoral Plurinacional (OEP).
Una misión de observadores de la OEA urgió en Twitter a que "el proceso de publicación de los datos del cómputo se desarrolle de manera fluida".
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Mientras Estados Unidos llamó este lunes a restablecer "ya" la "credibilidad y la transparencia" del proceso electoral, según tuiteó el subsecretario interino de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, Michael Kozak.
"Estados Unidos está observando de cerca la ronda de elecciones en Bolivia, especialmente la repentina interrupción de la tabulación electrónica de votos. Autoridades electorales deben restaurar credibilidad y transparencia al proceso ya para que se respete la voluntad del pueblo", escribió Kozak.
Hasta el momento de la interrupción, Morales, que busca su cuarto mandato en serie, sumaba un 45,28% frente al 38,16% de Mesa, quien saludó "un triunfo incuestionable, que nos permite decir (...) que estamos en segunda vuelta".
Morales confía en que el voto del campo y del exterior pueda volcar el resultado a su favor. El mandatario de 59 años, cantó victoria la noche del domingo, sin referirse a un eventual balotaje.
"El pueblo boliviano se ha impuesto para continuar con el proceso de cambio (política oficialista)", dijo Morales, en la casa de Gobierno en La Paz.
En medio del clima de susceptibilidad, Mesa advirtió en Twitter: "No vamos a permitir que se manipule un resultado que obviamente nos lleva a segunda vuelta".
"No confío en la transparencia del proceso", había dicho ya Mesa a la AFP antes de la elección.
Las primeras expresiones de protesta contra el tribunal electoral ocurrieron en la ciudad de Potosí (suroeste), donde plataformas ciudadanas cuestionan la transparencia del escrutinio.
- ¿Segunda vuelta? -
Para ganar en primera vuelta, Morales precisa el 40% de los votos válidos y tener una ventaja de al menos 10 puntos sobre Mesa.
El analista Iván Arias dio por sentado el balotaje, previsto para el 15 de diciembre y que se efectuaría por primera vez en Bolivia.
En contraste, el académico y abogado Carlos Borth dijo que será importante la contabilización de los votos en las provincias más alejadas y en el exterior, "donde van a tener un peso muy grande los resultados de la Argentina".
- Un referendo -
En un escenario de polarización, el balotaje quedaría convertido en una suerte de referéndum para Morales sobre sus casi 14 años de gobierno, según deslizó Mesa en un encuentro con la prensa donde calificó de "triunfo incuestionable" su pase a segunda vuelta.
"Si hay una segunda vuelta se transforma en referéndum", dijo a la AFP Gaspard Estrada, especialista en América Latina de la universidad de Ciencias Políticas de París.
Si se llega a esa instancia Mesa sostuvo que "Bolivia tendrá que escoger entre dos opciones" y "el país conoce perfectamente cuál es el camino de la construcción democrática".
"Esa será una elección en la que se juega el destino de Bolivia", insistió el expresidente (2003-2005) de 66 años.
- La sombra de la rebelión -
Si en cambio se plantea un triunfo de Morales en primera ronda, algunos sectores de oposición han llamado a la "rebelión".
"Porque soy jurista, sé exactamente qué es lo que se debe y no se debe hacer", dijo Waldo Albarracín, líder del Comité Nacional de Defensa de la Democracia (Conade), un colectivo civil de derechas de Santa Cruz, la región de mayor desarrollo de Bolivia y tradicional feudo opositor.
Sin embargo, acotó que "quien está transgrediendo la norma no es la sociedad civil, sino el Estado, a través del gobierno. ¿Quién ha postulado candidatos inconstitucionales?: el gobierno. ¿Quién los ha habilitado violando el resultado de un referéndum: el órgano electoral".
La decisión de Morales de volver a postularse es mal vista por un segmento de la población y fuertemente criticada por la oposición, que cree que si gana Bolivia va camino hacia una autocracia.
Morales, de 59 años, se vio favorecido por un fallo del Tribunal Constitucional que lo habilitó en 2017 para una reelección indefinida, alegando que se trata de su derecho humano, un año después de perder un referendo que consultaba a la población sobre el tema.
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