La presidenta electa de Chile, Michelle Bachelet, sufrió un nuevo golpe a tres días de asumir al aceptar este sábado la renuncia de la subsecretaria designada de Fuerzas Armadas, Carolina Echeverría, cuestionada por la posible vinculación de su padre con violaciones a los derechos humanos durante la dictadura.
Bachelet acepta cuarta renuncia de un viceministro cuestionado
La presidenta electa de Chile asumirá el lunes el gobierno. Tuvo que cambiar buena parte de su gabinete tras la presión de la oposición.
"La presidenta electa, Michelle Bachelet, aceptó esta mañana la declinación de Carolina Echeverría al cargo de subsecretaria de Fuerzas Armadas de su futuro gobierno", informó el comando de la mandataria socialista en un comunicado.
En su remplazo fue designado, en la tarde del sábado, el abogado Gabriel Gaspar.
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La renuncia de Echeverría se suma a la presentada anteriormente por los subsecretarios designados Miguel Moreno (de Bienes Nacionales), Hugo Lara (de Agricultura) -ambos cuestionados por haber afrontado demandas judiciales- y Claudia Peirano (de Educación) -acusada por conflictos de interés-.
Echeverría hizo llegar una carta a Bachelet informando su decisión de no asumir la Subsecretaría de Fuerzas Armadas: "Quiero darle las gracias por la confianza y reiterarle que me he sentido honrada con la invitación que me realizó a participar del gobierno que usted encabezará a partir del 11 de marzo".
En su carta, Echeverría reiteró su "respeto y solidaridad con las familias y víctimas de violaciones a los Derechos Humanos", pidiendo a ellos confianza en el programa de Bachelet, que establece que "los Derechos Humanos deben ser la base normativa mínima de una sociedad democrática, que permita la convivencia nacional en torno a principios de dignidad, igualdad, justicia, diversidad y tolerancia".
El padre de la renunciante, el actual coronel retirado Víctor Echeverría, es acusado por organismos de derechos humanos y exdetenidos de haber cometido torturas y agresiones sexuales cuando estaba a cargo del Regimiento Buin del Ejército, tras el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973.
Bachelet ha debido reestructurar el diseño de su gabinete, presionada por los medios y la opinión pública, que criticó duramente la "desprolijidad" en los nombramientos.
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