testimonio

Asesinato del delivery: "Te quitan las ganas; estamos acostumbrados a robos pero no a hechos de esta gravedad", dice dueño de la pizzería

Ismael Alonso tenía 56 años y dos hijas. Fue asesinado este sábado por delincuentes que le rapiñaron la moto cuando hacía un reparto. El dueño de la pizzería lo recordó como "un loco lindo" y "querible".

Ismael Alonso (56) trabajaba como repartidor para la pizzería Las Tejas, ubicada en La Unión, y fue asesinado en la noche del sábado cuando fue a entregar un pedido al barrio Villa Española. Apenas dejó el encargo, dos delincuentes —también en moto— lo interceptaron para robarle el vehículo; también lo balearon y le causaron la muerte.

Si bien el trabajador fue trasladado al Hospital Pasteur, murió a los pocos minutos. En Las Tejas se enteraron a los pocos minutos y enseguida el dueño, Horacio Villareal, ordenó suspender las actividades. Y resolvió cerrar al día siguiente por duelo.

Villareal y los 35 empleados retornan a su tarea este lunes, sin saber cómo, dice el propietario.

"Es un momento difícil para hablar de una persona que hoy no está. (Ismael) nos acompañó un montón de tiempo. ¡Paradojas de la vida! Él había hecho un parate, a fines del año pasado. Me dijo: no quiero trabajar más de noche. Le digo: estás en todo tu derecho, no hay problema. Pero a mitad de año me dice: no me alcanza (el dinero), necesito que me des alguna extra. Pueden ser las noches de los viernes y los sábados que se mueve lindo. En agosto arrancó de nuevo", contó Villareal. Recordó a Ismael como "un loco lindo" y "querible".

"Acá todo el mundo lo aprecia", agregó. Tenía dos hijas jóvenes, esposa, y hacía por lo menos quince años que él trabajaba en esa pizzería, ubicada en Camino Carrasco esquina Manila en La Unión.

Este domingo la Policía hizo allanamientos en Villa Española, donde recuperó la moto y otras pertenencias de la víctima. Pero al momento no hay detenidos.

"Te quitan las ganas".

Este lunes Matías Techera, compañero del repartidor asesinado, presentó la renuncia por la situación. "No puedo trabajar más yo así", le dijo al dueño.

Villareal agregó: "Te quitan las ganas. Ya estamos acostumbrados a los robos pero no a un hecho de esta gravedad. Te hace reflexionar por un montón de cosas. Estoy en una etapa en la que quiero delegar cosas. ¿Cómo venimos a trabajar? La sociedad está muy deshumanizada. Nos acostumbramos a las muertes y mañana ya es otro día y no pasa nada. Parece que en este país –que se entienda bien: no hago una crítica política porque no es lo mío– hay personas de primera y de segunda categoría. Hace poco hubo un atentado contra una fiscal (en referencia a Mónica Ferrero), una persona que tiene su jerarquía, y hubo todo un revuelo a nivel político, todos se preocuparon en ver qué estaba pasando. Ayer murió un ciudadano trabajador que sustenta el trabajo de todas esas personas que trabajan en el Estado. ¿No hay tanta preocupación por uno que muere? ¿Cuál es el lugar que nos ocupa a nosotros?", se preguntó.

Y apuntó: "Yo no quiero privilegios como dueño de una empresa. Simplemente quiero que el Estado cumpla con las responsabilidades que tiene. Que un ciudadano pueda salir a trabajar tranquilo. Y eso hoy no se puede y se está perdiendo cada vez más. No sé cómo voy a seguir, está complicado".

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