La historia de Damián, médico uruguayo que asiste a pacientes en la eutanasia en Canadá

Estudió en Toronto y durante su internado trabajó en cuidados paliativos. En ese momento la Suprema Corte de Canadá aprobó la ley C-14 que legalizó la muerte asistida.

Damián Rzeznikiewiz es un médico uruguayo que desde hace 5 años asiste en la muerte a pacientes, en Canadá, donde la ley lo permite.

“Mi primera experiencia fue difícil. Era una mujer de media edad y sufría con insuficiencia renal, y al no poder recibir un trasplante tenía que recibir un trasplante, tenía que recibir diálisis tres o cuatro veces por semana, y entre todos los días de diálisis se encontraba durmiendo todo el día, sin apetito, con dolor, esperando volver al hospital al otro día para la próxima visita para diálisis”, cuenta Damián.

La paciente le dijo que su vida ya no tenía sentido, que el sufrimiento era intolerable. El momento lo atravesó acompañada por su hija y sus padres: “Sentada en una silla un poco reclinada, que la ayudaba a respirar un poquito más fácil, murió en paz, y con dignidad, y con un poco de autonomía que el proceso le devolvió en sus últimos procesos de vida”, narra.

A Damián le costó unas semanas poder asistir a más pacientes. A Subrayado cuenta que hubo lágrimas y momentos de silencio. Pero, reafirma: “Me sentí profundamente honrado de poder devolverle el poder y la dignidad a esta paciente”.

Este médico uruguayo estudió en la Universidad de Toronto y durante su internado trabajó en cuidados paliativos de un hospital. En ese momento la Suprema Corte de Canadá aprobó la ley C-14 que legalizó la muerte asistida en el país y él empezó a interesarse en ese tema.

En 2016, cuando se aprobó esta ley, los pacientes tenían que tener más de 18 años, una condición de salud grave e irremediable y para quienes la muerte fuera razonablemente previsible.

En marzo del 2021 se aprobó una nueva legislación que permite que un paciente pueda acceder a la muerte asistida sin que sea razonablemente previsible.

“Los cuidados paliativos y la muerte asistida no son excluyentes”, afirma.

Damián indica que la medida es elegida tanto por jóvenes, como adultos y ancianos, sin distinción de religión o raza, asegura. “Pacientes con cáncer, enfermedades neurológicas, fallas cardíacas, pulmonar, no hay un perfil exacto, pero en general aquellos que han vivido su vida de cierta forma, a lo mejor más independientemente, son más propensos a tomar esta opción”, agregó.

Además, explica que el proceso que se lleva adelante con el paciente está pensado para asegurarse de que su convicción y autonomía se mantienen.

“El paciente tiene que pedir la asistencia bajo su propia intención, durante un momento de claridad mental, y el pedido oficial debe tener un testigo. Luego el paciente debe ser evaluado y asesorado por dos doctores independientes, quienes deben estar de acuerdo acerca de la elegibilidad. Si el paciente no ha firmado una extensión del beneplácito final, tiene que estar mentalmente lúcido en el momento final para poder acceder a la muerte asistida”, detalló.

Además, el paciente puede cancelar la medida en cualquier momento, así como posponerlo. Damián agrega que “cada paciente tiene su propia historia, su propio sufrimiento”.

“Siempre intento enfocarme no solamente en la parte médica, pero también en la parte familiar, social y espiritual en algunos casos, para asegurarme a que el trato que les doy a mis pacientes es el más integral y dirigido a las necesidades de cada uno de ellos”, dijo.

El ministro de Salud Pública Daniel Salinas fijó posición acerca del proyecto de ley que estudia el Parlamento para legalizar la eutanasia, y dijo que tiene una posición “como Tabaré Vázquez, por la vida”.