El cineasta italiano Luca Guadagnino, presidente del jurado de la Sección Oficial del festival de San Sebastián, presentó este lunes su estreno televisivo, la serie "We are who we are".
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La 68ª edición culminará el 26 de septiembre con una gala en donde se entregará la Concha de Oro a la mejor película, premio por el que participan 13 films.
La serie, producida para la plataforma HBO-SKY, se articula en ocho capítulos de guión parsimonioso "rodados y concebidos como un conjunto", y no tanto como una historia troceada, explicó Guadagnino en rueda de prensa.
Aunque en un formato nuevo, el realizador siciliano de 49 años se adentra en un tema conocido para él: el descubrimiento adolescente de la identidad sexual ya abordado en su celebrada "Call me by your name" (Llámame por tu nombre, 2017), una historia de amor entre dos hombres en Italia en los años 80 que le valió el Óscar a mejor guión adaptado.
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Durante más de siete horas, la serie se recrea en las tribulaciones de Fraser (Jack Dylan Grazer) y Caitlin (Jordan Kristine Seamon), dos adolescentes instalados con sus respectivas familias en una base militar estadounidense en Italia, cerca de Venecia, y que se harán cómplices en la exploración de su sexualidad.
La cinta está ambientada en 2016, en parte durante la campaña presidencial de Donald Trump, y se apoya en una ocurrente banda sonora que viene a subrayar el desfase entre el mundo exterior y los sentimientos de Fraser.
"Un adolescente es de facto alguien fluido, porque su cuerpo cambia por el simple hecho de pasar de niño a adulto", explicó el cineasta italiano.
Guadagnino, también director en 2018 de un remake de la película de terror de Dario Argento "Suspiria", preside este año el jurado de la Sección Oficial del Festival, que el sábado próximo concederá el galardón a la mejor película, la Concha de Oro, a una de las 13 en competición.
Entre ellas está "Any crybabies around", el segundo largometraje del realizador japonés Takuma Sato, un drama sobre un joven padre que intenta recuperar a su exmujer y su hija.
Tras aparecer desnudo y borracho en televisión durante la celebración de una fiesta típica japonesa, Tasuku (Taiga Nakano) es repudiado por su pueblo y huye a Tokyo. Incapaz de olvidar, vuelve dos años después con el difícil propósito de arreglar su estropicio.
- Ritmos cubanos con Matt Dillon -
La ciudad vasca también pudo disfrutar en primicia mundial del segundo largometraje del actor y director estadounidense Matt Dillon, "The Great Fellove" (El Gran Fellove), un documental homenaje al cantante y compositor cubano Francisco Fellove (1923-2013).
Ganador del premio honorífico Donostia en 2006, Dillon, conocido por sus papeles en "Crash" o "Algo pasa con Mary", es una de las principales estrellas en este atípico festival marcado por la pandemia que ha impedido la presencia de numerosos famosos.
Aunque no comparecerá en rueda de prensa hasta el martes, el actor posará ante los fotógrafos antes de asistir al pase oficial de la película, programada como una proyección especial fuera de concurso en la sección oficial.
En ella, Dillon, apasionado de la música cubana, rinde homenaje a Fellove, figura destacada del jazz latino en los años 1950 y prolífico compositor de canciones como "Mango mangüé", interpretada entre otros por Celia Cruz.
El documental, con numerosas imágenes de archivo, sigue la grabación del último disco de Fellove en 1999, impulsado por el estadounidense Joey Altruda que lo redescubrió cuando había caído en el olvido. El álbum, que entonces no se publicó, saldrá a la venta el próximo año.
El festival acoge también la proyección de la cinta "Selva trágica", una mística producción sobre la despiadada vida en la jungla de la mexicana Yulene Olaizola que se proyectó días atrás en la Mostra de Venecia.
En San Sebastián, esta película ambientada en los años 1920 en la selva entre la frontera de México y Belice es una de las nueve aspirantes de la sección Horizontes Latinos, reservada para producciones lationamericanas.
Johnny Depp y las adicciones
Con palabras de admiración, Johnny Depp presentó este domingo en el Festival de San Sebastián el biopic sobre el cantante irlandés Shane MacGowan, el talentoso y turbulento líder de la banda The Pogues, retratado en "Crock of Gold".
El actor norteamericano, una de las caras más celebres presentes en esta edición del festival, es el productor de esta cinta dirigida por el británico Julien Temple, y consagrada a un MacGowan que se planteó como una "cruzada" el darle lustre a la música tradicional irlandesa.
En rueda de prensa, Johnny Depp -camisa negra remangada, anillos luminosos, brazos tatuados- explicó que conoció a Shane MacGowan hace más de tres décadas, y que estaba "fascinado con su lenguaje" y sus "poderosas canciones".
"En cierto modo he sido un extra en esta película durante los últimos 35 años. Quería que el mundo pudiera ver quién es Shane MacGowan, y cuál fue su legado", explicó el actor y músico norteamericano, quien definió al irlandés, actualmente de 62 años, como "uno de los poetas más grandes de todos los tiempos".
Con un rico archivo y el contrapunto de secuencias de animación, el documental, en competición por la Concha de Oro en San Sebastián, muestra la vida de este músico nacido el día de Navidad de 1957, criado en una granja familiar y profundamente comprometido con el nacionalismo irlandés.
A lo largo de dos horas, MacGowan crece, emigra a Londres, experimenta con todo tipo de drogas, descubre a los Sex Pistols, y tras asimilar influencias del rock y el punk, pero siempre con la música tradicional irlandesa como brújula, funda The Pogues. Una banda que conocería la gloria con títulos como "Summer in Siam" o "Fairytale of New York".
Con el éxito sin embargo vino también, a finales de los años 80, el agobio de las giras, la sensación de traicionarse a sí mismo, y la caída en el abismo de la heroína y el alcohol, que lo sumieron en un gran deterioro físico sin quitarle un ápice de su agudeza intelectual.
En la cinta, MacGowan se explaya en sus memorias y habla con el propio Depp, así como con el político norirlandés y ex líder del Sinn Fein Gerry Adams. También retratan al músico sus padres, su hermana y su mujer.
Todos borrachos
En una jornada no apta para puritanos, la sección oficial contó también con un encendido y carnal romance en "Passion simple" de la franco-libanesa Danielle Arbid y con el experimento etílico recogido del danés Thomas Vinterberg en la comedia "Druk".
¿Tenemos los humanos un déficit del 0,5% de alcohol en sangre? Esta tesis, formulada por un psicólogo noruego, es el núcleo de esta provocadora película en la que cuatro profesores de instituto deciden beber a diario para mejorar sus grises y mediocres vidas.
Vodka, vino, cerveza, absenta... Cualquier alcohol es bueno para los protagonistas que, animados por los positivos efectos del comienzo, deciden ir elevando la dosis hasta desmoronarse.
Si para estos profesores el alcohol es una palanca para intentar mejorar su existencia, para Vinterberg es "una herramienta" para hablar de "la vida", de las ambiciones frustradas, la monotonía, el amor, la amistad o la soledad.
"La película no es sobre beber, es sobre algo más", dijo el realizador danés en una rueda de prensa telemática al no haber podido viajar a España.
Es una historia "sobre cómo de a menudo no abrazamos la vida", añadió a su lado el actor Mads Mikelsen, que da vida al protagonista Martin, un profesor de historia con dos hijos adolescentes y una relación gélida con su mujer.
Mikelsen es candidato al premio como mejor actor por la conta.
Para preparar sus interpretaciones, los actores visionaron numerosos vídeos de fiestas y gente borracha en Youtube y, aunque en el rodaje estaban sobrios, experimentaron ellos mismos con el alcohol y los diferentes estados de embriaguez que se ven en la película.
"Durante los ensayos, jugamos un poco con el alcohol. Pero era con fines de investigación", dijo Vinterberg.
Si la sección oficial iba de adicciones, en la cartelera de Horizontes Latinos prodigan las películas de denuncia social como la brasileña "Todos los muertos", de Caetano Gotardo y Marco Dutra, un relato sobre la esclavitud y el racismo en su país.
Una violación en clave autoficcional
Carolina Moscoso tardó meses en poder contar a su amiga que había sido violada. Ocho años después, la realizadora chilena reconstruye ese doloroso suceso en una película íntima y experimental proyectada en el Festival de cine de San Sebastián.
Se trata de "Visión Nocturna", una de las nueve producciones en concurso en la sección Horizontes Latinos del festival, una película que, más que hablar de una violación, quiere abordar "el dolor y las heridas y qué hacemos con ellas".
"Se habla poco del dolor en esta sociedad y eso nos obliga a ocultar una parte muy importante de la existencia, que es sufrir. La película habla de eso, de cómo sufres, te rompes y de cómo sigues viviendo", explica la autora a la AFP desde el hotel María Cristina de San Sebastián.
Moscoso se rompió hace ocho años, en una playa cercana a Santiago de Chile adonde había ido con unas amigas de fiesta. Después de beber y fumar marihuana, un chico se la llevó a un lugar solitario. "Ahí me violó", sentencia la cinta a los pocos minutos de empezar.
Durante dos semanas no se atrevió a salir de casa y tardó meses en romper el silencio y poder contarlo a su amiga. Tampoco pudo seguir los trámites judiciales y cuando quiso reabrir la causa, esta ya había prescrito porque el denunciado era menor de edad.
"Hacer la película tuvo que ver con ese silencio, de haber estado callada, de sentir vergüenza, culpa. Era un sentimiento que no entendía. Esto me motivó a empezar a investigar", explica.
"Ahora se lo puedo decir a cualquier persona a los ojos, porque sé que no hay nada malo en mi. De hecho, como tengo esta sensación de que me han hecho callar siempre, ahora quiero gritarlo", indica la realizadora nacida en Santiago de Chile en 1986.
- Una película-diario -
Para este ejercicio de liberación, la joven acudió al cine y la cámara, su "mejor amiga" desde que le regalaron su primer aparato con 14 años. Desde entonces no dejó de grabar imágenes de su vida cotidiana, unas escenas a las que recurrió para producir su película.
Con esos vídeo-diarios de los años posteriores a la violación, frases sobreimpresas que van complementando la historia e imágenes de los pliegos judiciales y los informes médicos, Moscoso compone una especie de caleidoscopio de vivencias y emociones.
No es una película al uso, ni en el contenido ni en la forma, con imágenes sobreexpuestas, fuera de foco o movidas de excursiones con amigos, charlas en el sofá o incluso un parto natural.
Escenas que "siempre quedan fuera de las películas" pero con las que busca "transmitir las diferentes emociones" que sintió: desde la parálisis, al miedo, la angustia, la vergüenza o la frustración cuando la doctora no quiere darle una pastilla del día después o se siente cuestionada por la policía que le pregunta si había provocado a su agresor.
Confía en que su producción sirva "para otras mujeres que las han violado (...) y lamentablemente hay muchas".
"Quiero decirles que se quiten esa sensación de que hicieron algo mal, de si te fuiste de fiesta, de si llevabas la falda muy corta, todos esos clichés que hay", dice la chilena.
"Yo me fui de fiesta, me fui sola con un hombre, fui a buscar marihuana. Y esto quería ponerlo allí, no esconderlo, porque hagas lo que hagas, no te pueden violar. Esa es la reflexión".
"Es justamente lo que dicen Las Tesis, la culpa no era mía", añade en referencia al colectivo feminista chileno responsable del himno "El violador eres tú", que se popularizó en las protestas del país en 2019 y se extendió por múltiples países.
Woody, a pesar de todo
Blindado de precauciones frente al virus, el Festival de cine de San Sebastián arrancó el viernes con el estreno mundial de "Rifkin's Festival", una comedia romántica en la que Woody Allen homenajea a sus maestros y regresa a sus obsesiones.
En su nueva entrega, el cineasta neoyorquino, de 84 años, recuerda con fantasiosas secuencias a sus maestros europeos: Godard, Truffaut, Fellini, Bergman, 'El ángel exterminador' de Buñuel...
Y como ya hiciera con Barcelona y Oviedo en "Vicky Cristina Barcelona" (2008), esta vez decidió trabajar de nuevo con la productora española Mediapro para extasiarse con la belleza de las calles, los montes y el mar de San Sebastián, donde rodó el verano de 2019.
"La gente que financió mi película quería hacer una película en España (...) recordé lo hermoso y encantador que es San Sebastián", y "monté el plan de la película en torno al festival", explicó el director por videoconferencia desde su casa de Nueva York.
Allen reflexionó sobre sus referentes del cine clásico europeo, afirmando que "tuvieron una gran influencia en el cine norteamericano".
Y al recordar que en la época de sus directores favoritos también dominaba el cine comercial de Hollywood, aseveró que "la situación sigue siendo la misma" hoy día, con "algunos buenos realizadores haciendo películas de gran calidad" en medio de títulos supertaquilleros mucho menos ambiciosos desde el punto de vista artístico.
La comedia gira en torno a la pareja formada por Mort Rifkin (Wallace Shawn) y su mujer Sue (Gina Gershon), publicista de películas. Ambos viajan al festival de la ciudad vasca, y ella se enreda en un 'affaire' con un atractivo director francés (Louis Garrel).
Irónico y mordaz, Rifkin da voz a las preguntas de Woody Allen sobre el sentido de la vida y de la muerte, y se replantea también su matrimonio tras conocer a una doctora española, Jo Rojas (Elena Anaya), a su vez atormentada por su matrimonio con un desquiciado pintor (Sergi López).
Trabajar con Woody Allen "ha sido un regalo de la vida, y lo he disfrutado" aunque "llegaba todos los días un poco neurótica" al rodaje y "salía atormentada" del mismo, dijo en la rueda de prensa Elena Anaya, que fue 'chica Almodóvar' en "La piel que habito" (2011).
"La comida aquí es buenísima; estaba rodando y quería comer todo el tiempo, eso fue lo más difícil", añadió divertida Gina Gershon, refiriéndose a la renombrada cocina vasca.
Allen volvió a lucir su obra en el festival que en 2004 le concedió el premio honorífico Donostia en reconocimiento a su carrera, y le dedicó una retrospectiva.
Y sobre todo, se quita un poco la espina después de unos años ensombrecidos por las acusaciones de Dylan Farrow, su hija adoptiva, de que habría abusado sexualmente de ella cuando era niña. El cineasta siempre negó tajante esas acusaciones y no fue inculpado ni juzgado en ningún momento.
Con todo, su imagen se vio tan degradada, en la estela del movimiento antiacoso #MeToo, que no pudo estrenar en Estados Unidos su anterior película, "A Rainy Day in New York".
La 68ª edición del Festival de San Sebastián culminará el 26 de septiembre con una gala en donde se entregará la Concha de Oro a la mejor película, el máximo galardón por el que compiten 13 producciones de Europa, Estados Unidos, Latinoamérica y Asia, seis de ellas repescadas del cancelado Festival de Cannes.
En la sección latinoamericana Horizontes Latinos concurren nueve cintas. La primera en entrar en liza, este viernes, es "El prófugo", un thriller dirigido por la argentina Natalia Meta que ya compitió a inicios de año en la Berlinale.
El festival se celebra en medio de fuertes medidas para prevenir el coronavirus, en una España actualmente sumida en la segunda oleada.
Los aforos autorizados en las salas son de entre un 40 y un 60%, las proyecciones se redujeron en un 23% respecto al año pasado, e igualmente no habrá alfombra roja para que el público aclame a sus estrellas a su llegada al hotel María Cristina.
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