Agridulce

    Los datos del PBI del segundo trimestre mostraron fuertes contrastes. El comercio, la industria, la construcción, el agro, tuvieron serias caídas respecto a lo sucedido un año atrás

    Los datos del PBI del segundo trimestre mostraron fuertes contrastes. El comercio, la industria, la construcción, el agro, tuvieron serias caídas respecto a lo sucedido un año atrás, como se ve en el cuadro adjunto. Parte de estos datos ya se habían anticipado por empresarios de cada sector y las propias cifras oficiales. Sin embargo, un fuerte impulso en la generación de energía y la continua expansión de las comunicaciones compensaron lo anterior y llevaron el PBI global a una suba del 1,4% interanual.

    El impulso en la energía se debe mayormente a que el segundo trimestre del año pasado hubo seca y se restringió la generación de las represas, que este año trabajaron a pleno y –así- se constató un ‘salto’ de generación hidroeléctrica que no se repetirá en los próximos meses. Además, sigue adelante la positiva expansión de la energía eólica, generación local que suma al PBI y ha hecho más robusto (menos vulnerable) nuestro sistema eléctrico. Si no fuera por la energía, el PBI habría caído 0,2%.

    Las cifras plantean una cuestión inquietante: sectores como comunicaciones y energía, que proveen servicios e insumos para la actividad de los sectores (son áreas ‘soporte’ de la economía), crecen fuerte. Pero los sectores productivos y la construcción, caen. ¿Qué pasa?

    En parte, sucede que el país está enfrentando un serio problema de costos: resulta caro producir aquí, no ya en algunos rubros sino en general. Cuando decimos ‘caro’, el concepto no puede ser antojadizo o referido a una ‘sensación’: es la conclusión después de contrastar costos de producción con otros países (incluso desarrollados) en distintos rubros: comercio, industria, agro, la propia construcción. El problema tiene razones de fondo, como baja productividad, poca apertura a la competencia y baja innovación (a veces por los propios empresarios y trabajadores, otras veces porque el gobierno la frena). Pero también una razón coyuntural: el gobierno está procesando un ajuste fiscal a través de las empresas estatales, manteniendo tarifas cuando podría bajarlas (ANCAP) o manteniendo o subiendo tarifas para generar márgenes que permitan a estas empresas rentar más (UTE, Antel). Así, sectores como la energía y las comunicaciones se expanden, pero las tarifas para sus usuarios se encarecen y la economía se resiente. Hay excepciones, pero confirman la regla.

    La economía está estancada, más allá de las fluctuaciones que genera el sector energético. Un eventual repunte vendría –a corto plazo- por la recuperación de las economías de la región (Argentina y Brasil), más que por impulso propio. Por eso, es tiempo de renovar los fundamentos locales de crecimiento: más inversión, apertura comercial y productividad.

     

     

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