Alabarda en mano, ataviados con armaduras y cascos metálicos adornados con plumas de avestruz, 36 nuevos guardias suizos prestaron juramento este viernes en el Vaticano prometiendo proteger al soberano pontífice.
Nuevos guardias suizos prestaron juramento en el Vaticano
Alabarda en mano, ataviados con armaduras y cascos metálicos adornados con plumas de avestruz, 36 nuevos guardias suizos prestaron juramento este viernes en el Vaticano prometiendo proteger al soberano pontífice.
En la sala Pablo VI, los nuevos reclutas, todos suizos, juraron "respeto, fidelidad y obediencia" al papa hasta sacrificar su vida, si fuera necesario.
Durante al menos 26 meses, de acuerdo con la regla, los nuevos guardias suizos residirán en el Vaticano y formarán parte del ejército más antiguo del mundo.
"La vida de un soldado no es fácil y requiere mucho coraje y convicción", recordó el comandante de la Guardia Suiza, Christoph Graf, al abrir la solemne ceremonia, con trompetas y tambores, a la que asistieron familiares y altos representantes de la Confederación Helvética.
Para formar parte de la Guardia Suiza, fundada en 1506 por el papa Julio II, es obligatorio ser de nacionalidad suiza, católico practicante, soltero, tener entre 19 y 30 años y medir al menos 1,74 metros.
Como cada año, la ceremonia tiene lugar un 6 de mayo, día en que se conmemora la batalla en la que perdieron la vida 147 de ellos para que el papa Clemente VII pudiera refugiarse en el castillo de San Ángel durante el saqueo de Roma por las tropas mercenarias de Carlos V, allá por 1527.
El papa Francisco, de 85 años, saludó en la mañana a los nuevos reclutas y rindió homenaje a esa "tarea fascinante y (...) rica, llena de responsabilidades dentro de la Iglesia universal", dijo.
"¡La Santa Sede cuenta con ustedes!", recordó.
El famoso uniforme de gala con rayas azules, amarillas y rojas se inspira en el Renacimiento y debe ser devuelto cuando concluyen el servicio. Si, en cambio, permanecen más de cinco años, pueden optar por ser enterrados con él.
Los guardias viven en un cuartel dentro del Vaticano, un lugar clasificado como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, y prestan servicios honoríficos en las ceremonias, audiencias y recepciones.
Llevan a cabo labores de vigilancia y controlan el acceso a todos los edificios de la Santa Sede.
Un proyecto de renovación de los cuarteles ya fue aprobado y se prevé que las obras terminen 2025.
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FUENTE: AFP
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