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Los restos de Páez Vilaró descansan en Cementerio del Norte
Fue sepultado en el panteón de Agadu tras ser velado en el Parlamento. La comparsa C1080 realizó un homenaje. Su hija Agó no pudo despedirlo por una descompensación.
Carlos Páez Vilaró fue sepultado este mediodía en el panteón de Agadu en el Cementerio del Norte. Su velatorio se produjo en dos etapas. En primera instancia, en la sala Mario Benedetti en la sede de la Asociación General de Autores; y posteriormente las exequias se desarrollaron en el Salón de los Pasos Perdidos del Palacio Legislativo.
El presidente José Mujica junto a la senadora Lucía Topolansky, el vicepresidente Danilo Astori, los exmandatarios Jorge Batlle y Julio María Sanguinetti, los precandidatos Jorge Larrañaga y Pedro Bordaberry, el presidente del Directorio del Partido Nacional, Luis Alberto Heber, los ministros de Educación, Ricardo Ehrlich y de Turismo, Liliám Kechichián, como así también otras figuras del ámbito de la política y la cultura nacional se hicieron presentes en el Parlamento para darle el último adiós al artista.
Páez Vilaró: “todo lo que dejé detrás de mí fue una obra”
Su hijo mayor, Carlitos, habló en nombre de la familia y realizó una emotiva despedida. Dijo que iba a referirse a su padre como tal y lo definió como una persona común. En tanto, su hija Agó no pudo estar presente tras haber sufrido una descompensación.
Esta mañana en Cuareim 1080 (actual Zelmar Michelini), donde estaba el mítico conventillo Mediomundo, la comparsa C1080 le realizó un homenaje. Los tambores sonaron en ese lugar y luego estuvieron en el entierro. Páez Vilaró desfiló con la comparsa en esta última edición de las Llamadas, como lo hizo siempre.
El fallecimiento de Páez Vilaró se produjo en Casapueblo, la finca de Punta Ballena que construyó a fines de la década de los 50, y que hoy es un monumento de Punta del Este. Se sintió mal y llamó al médico a las 4 de la madrugada. Sobre las 6 volvió a llamar y cuando hablaba con el profesional murió en forma repentina.
Días atrás la Intendencia de Montevideo le había hecho un reconocimiento y él había donado una obra suya como parte de los premios a entregar a la comparsa ganadora de las Llamadas montevideanas, que fue Cuareim 1080.
Asociado a todas las expresiones populares del Uruguay, Páez Vilaró fue antes que nada un aventurero. Siendo adolescente se radicó en Buenos Aires. Trabajó en una fábrica de fósforos y luego en la industria gráfica.
Ya entonces quería convertirse en un artista. Viajó por Europa, conoció a Picasso y a otros grandes del mundo del arte. También se adentró en el África profunda, donde conoció al premio Nobel Albert Schweitzer, con quien convivió en el leprosario de Lamarené. También filmó una película "Batuk", que fue distinguida en el Festival de Cannes.
La causa de la negritud lo atrapó para siempre y fue el gran motivo de su obra plástica.
Su vida tiene ribetes cinematográficos, literalmente. Fue uno de los grandes protagonistas del llamado "milagro de los Andes", el rescate de los 16 sobrevivientes del avión que cayó en la cordillera. Uno de ellos fue su hijo Carlos, integrante del equipo de rugby formado por estudiantes del Old Christians de Carrasco.
Páez viajó a Chile y fue un constante luchador en la búsqueda del avión desaparecido junto a su exesposa y madre de Carlitos, Madelón Rodríguez.
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