PROTAGONISTAS

Jorge es adicto al alcohol y vive en la calle; Roberto le dio trabajo en su rotisería

Se conocieron hace unos ocho años en Montevideo y hace ya seis meses que realiza tareas en el local gastronómico.

Roberto y Jorge se conocieron hace uno unos ocho años. Al principio, lo ayudaba a estacionar el auto y hacía algunos mandados. Posteriormente, se trasladó al departamento de Paysandú, de donde es oriundo y, no lo vieron por un tiempo; había caído preso. A su regreso le pidió a Roberto para hacer una changa en su rotisería.

Jorge relató que volvió a Montevideo por problemas familiares y que la gente de la rotisería volvió a darle una mano. “Yo, todos los días sé que tengo que venir a laburar. Sé que necesito esta ayuda todos los días porque, no solamente laburo y paso mi tiempo acá y gano dinero sino que también me alimento. Me gusta también este espacio”. Y agregó: “Yo vivo en un terreno baldío cerca de acá, a un par de cuadras de acá, trabajo pero, muchas veces por mi problemática, termino viviendo en la calle”.

Jorge es adicto al alcohol y contó que no toma desde que entra hasta que sale de trabajar. Siempre que salgo de laburar, siempre una copa siempre me tomo una, dos o más. Muchas veces se me va el dinero”. Hace seis meses que trabaja allí.

Según Jorge, el frío es lo más complicado de vivir en la calle en estos tiempos, además de la comida y la higiene. “La higiene importa mucho para el que está viviendo en la calle”, dijo.

“El Mides nunca se me arrimó. Tampoco nunca recurrí a esos espacios y a esos lugares porque, para mí, los refugios son para personas que realmente necesitan; personas adultas, personas que están más vulnerables que nosotros, niños, mujeres”, destacó. Jorge considera que tanto él como otros se pueden valer por sí mismos.

Consultado sobre cuál fue el motivo de haber contratado a personas en situación de calle, el propietario de la rotisería dijo: “porque alguien tiene que ayudarlos. Hay gente que no está de acuerdo con nosotros y dejan de venir pero, alguien tiene que hacerlo”. Roberto se siente contento de ver a Jorge trabajando, “por lo menos salvas a uno de tantos”.

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