El miedo persiste en Jacarezinho, un año después de la peor matanza de Rio

Un año después de la operación policial más letal en la historia de Rio de Janeiro, la favela de Jacarezinho todavía convive con el miedo, en el marco de una ocupación de las fuerzas del orden para "reconquistar el territorio".

Un año después de la operación policial más letal en la historia de Rio de Janeiro, la favela de Jacarezinho todavía convive con el miedo, en el marco de una ocupación de las fuerzas del orden para "reconquistar el territorio".

Lanzado en enero pasado por el gobierno del estado de Rio, el programa "Cidade Integrada" (ciudad integrada) tiene como objetivo oficial recuperar el barrio del dominio del narcotráfico y mejorar los servicios sociales.

Pero la presencia de la policía está lejos de tranquilizar a los habitantes de esta favela, donde viven unas 80.000 personas.

"Todo el mundo está con miedo. Que la policía esté aquí todo el tiempo no nos da una sensación de seguridad, al contrario", dice una comerciante de 31 años que pidió no ser identificada por temor a represalias.

Dos camiones blindados de la policía están apostados cerca de su tienda; de él salen regularmente agentes fuertemente armados para patrullar la zona. Los transeúntes evitan cruzar la mirada con los policías mientras circulan por las estrechas callejuelas, atravesadas por cables de luz eléctrica que a veces penden hasta el suelo.

"Desde que empezó 'Cidade Integrada', hemos visto tiroteos casi cotidianamente, sin previo aviso", lamenta Pedro Paulo da Silva, investigador especialista en Seguridad de la ONG Labjaca, que actúa en el barrio.

- "Ejecución sumaria" -

La noche del 25 de abril, un joven de 18 años, padre de un bebé de cuatro meses, fue abatido por la policía.

"¡Fue una ejecución sumaria! ¿Por qué han matado a mi hijo? No era traficante", declaró su madre al portal de noticias G1.

En Jacarezinho, cada acción policial revive los recuerdos del funesto 6 de mayo de 2021, cuando 28 hombres, incluido un policía, murieron durante una incursión contra el tráfico.

Cuerpos en los callejones, charcos de sangre en terrazas o en salas de estar... las escenas que atemorizaron al barrio tras la operación siguen intactas en la memoria de muchos.

El pasado viernes, cuando se cumplió un año desde la matanza, un centenar de personas realizó un cortejo por las calles de la favela hasta un memorial creado en honor a las víctimas: 28 placas en un muro azul con el nombre de los muertos.

"¡Policía asesina!, gritaron en varios momentos los manifestantes, incluso al cruzarse con una dupla de agentes armados con fusiles de asalto.

"Es un sentimiento de tristeza, pero sobre todo de injusticia. Muchos otros murieron después de ellos y las muertes no van a parar", dijo a la AFP Taciana Barbosa, de 19 años, amiga de infancia de dos jóvenes fallecidos en la operación, cuyas fotos estaban estampadas en su camiseta.

Hasta ahora, dos policías fueron denunciados por la fiscalía y otros dos están siendo procesados en la justicia por su participación en la operación. Pero diez de las trece investigaciones iniciadas ya fueron archivadas.

"Mientras continúe la impunidad, el contacto con la policía estará siempre marcado por el trauma", sostiene Guilherme Pimentel, consultor de la Defensoría Pública, que brinda asistencia jurídica gratuita a las familias.

- Invasión de domicilios -

Otro problema recurrente que ya generó "decenas de denuncias" en la Defensoría Pública es la invasión y el saqueo de domicilios, según los vecinos, cometidos por policías.

"Cuando llegué a mi casa, la puerta estaba abierta. Ellos tienen llaves maestras y cuando no funcionan, rompen la puerta", cuenta Thiago Baia, de 39 años, que dirige una asociación cultural en Jacarezinho.

"Revolvieron todo buscando objetos de valor. Tuve suerte de que no robaron mi televisor. Entraron con un perro, había excremento. Desde entonces, todas las noches antes de dormir sufro crisis de ansiedad", agrega.

Además de aumentar la presencia policial, el programa 'Cidade Integrada' prometió mejorar los servicios a la población.

El gobierno del estado de Rio asegura haber implementado numerosos programas en los últimos meses, como la capacitación profesional de unas 1.400 mujeres jefas de hogar.

También abrieron cursos de gimnasia, de zumba y un servicio de registro civil que ha permitido a muchos habitantes obtener "su primera cédula de identidad", según el gobernador Claudio Castro.

Pero "aparte del inicio de los cursos profesionales, no hemos visto nada relevante", asegura Pedro Paulo da Silva.

"Cada vez que las autoridades lanzan un nuevo programa, el problema es el mismo: no hay diálogo con la población", lamenta.

lg/pt/mel/raa/yow

FUENTE: AFP

Temas de la nota

Dejá tu comentario