El cambio de códigos en el fútbol en los últimos 20 años y las polémicas sostenidas en su larga trayectoria como futbolistas, son algunos de los ejes de "Cabezón, la biografía oficial de Andrés D'Alessandro" de Editorial Aguilar.
Andrés D'Alessandro lanzó su autobiografía "Cabezón" con Editorial Aguilar
El futbolista de Nacional, de 40 años, dijo que su primer DT Américo Gallego "era medio bruto" y se quejó de las patadas que recibía en las prácticas de Trotta y Leo Ramos, entre otros
El libro de 335 páginas sale en español y en portugués, dado que el D'Alessandro estuvo los últimos diez años de su carrera en Inter de Porto Alegre, donde fue campeón, capitán y figura.
El autor es Diego Borinsky, el mismo que escribió las biografías de Matías Almeyda y Marcelo Gallardo.
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"Tozudo y obstinado, terco y perseverante. Tenaz. Así es. Así llegó", lo describe Borinzky en el prefacio.
"La idea de escribir un libro nació porque se acerca el final y de algún modo quiero dejar un mensaje. No puedo reclamarle nada a mi carrera, aunque debo admitir que mi gran espina es no haber podido jugar un Mundial", explicó D'Alessandro.
"Me produce una profunda tristeza saber que dejaré de hacer lo que me gusta tanto e hice toda mi vida. Me he largado a llorar más de una vez en estos meses. Leyendo el libro van a comprender por qué todos los integrantes de mi familia somos de lágrima fácil. Espero les guste y lo disfruten, como yo he disfrutado de mis años en el fútbol y de contarlos en estas páginas".
Borinsky contó que casi enseguida se puso de acuerdo con D'Alessandro en el título del libro.
"Cabezón no es sólo una descripción anatómica. Es una síntesis de cómo Andrés Nicolás D'Alessandro, un pibe de barrio con valores bien puestos encaró su vida desde que amasaba la pelota de baby debajo de la mesa durante el almuerzo, la merienda y la cena. Siempre con la pelota".
En la obra, D'Alessandro cuenta los detalles de su aparición en el primer equipo en el año 2000, a la sombra de un cuarteto de titulares que eran número puesto: Ortega, Saviola, Aimar y el colombiano Juan Pablo Ángel.
El zurdo contó que esto demoró su afirmación como jugador indiscutido, aunque también recordó que no tuvo una buena relación con el cuerpo técnico de Américo "Tolo" Gallego, quien sucedió a Ramón Díaz en el puesto.
En ese sentido contó que fue sancionado por quedarse a patear tiros libres después de hora de entrenamiento. "Los rigores que los grandes le imprimían a los jóvenes que subían a Primera hoy son merecedores de repudio".
En ese tiempo, D'Alessandro sintió otros rigores: el de las patadas en las prácticas. "No la pasé bien. Agarre nenes bravos: Ceso Ayala, el Cabo Sarabia, Leo Ramos y sobre todo Trotta, ¡mamita! ... no solo te hacían sentir el rigor del entrenamiento. También te hacían pasar vergüenza si abrías la boca cuando no tenias que abrirla.".
Y agregó: "lo mejor era estar callado y no llamar la atención, pero yo no fui nunca de guardarme las cosas. Ese es mi carácter Cuando me sacudían los miraba y algo decía".
También relató su último paso por River, con Gallardo como DT.
"Una de las claves del éxito de este River de Marcelo es mental, logra convencer a los jugadores de que hay que seguir esforzándose para ganar", cuenta Andrés.
También recordó que discusiones con el entrenador. "¡Siempre me sacás a mí!", le reprochó cuando quedaban 15 minutos en un River-Banfield del 2016.
"Terminó el partido y Marcelo encaró para el lado de las duchas. Nunca se metía en nuestra parte del vestuario, y cuando lo vi venir supuse que algo iba a pasar, que venía a buscarme... 'Vení, Cabeza, vamos a hablar', me dijo. 'Escuchame, no podés hacerme esto, el martes lo hablamos'... El me retrucó que lo había hecho para que me aplaudieran y que las decisiones las tomaba siempre considerando lo mejor para el equipo. Más de una vez se acercó y me dijo: 'Cabeza, mirá que mañana no vas de entrada, te digo para que no me pongas cara, eh'".
Andrés aclara que admira a Gallardo. "En 2020, para mi cumpleaños 39, Marcelo me mandó un lindo saludo por Whatsapp. Un poquito me sorprendió, la verdad es que no lo esperaba. Para mí fue muy importante que se hubiera acordado. Siempre le estaré agradecido por darme la posibilidad de cumplir mi sueño de regresar a River y por exigirme para mejorar, más allá de algún entredicho menor".
Su despedida de River fue en el 2-4 ante Boca del 11 de diciembre del 2016. Se retiró con un título y volvió a Inter de Porto Alegre.
"El clásico era importante, pero la final de la Copa Argentina más todavía, había un titulo en juego y la clasificación a la Libertadores. A Boca le íbamos ganando 2-1, y Guillermo (Barros Schelotto) me apuraba desde un costado: 'Dale, Cabezón, la concha de tu hermana, qué te pasa, ¿no querés salir?. Me llevo bien con él, ja, ja. 'No ves que me estoy despidiendo de la gente, no me rompas las bolas', le contesté. Era cierto, yo sabía que me iba, así que levanté los brazos. Saludé para los cuatro costados y me fui retirando a paso lento", recuerda Andrés.
"Nos dolió mucho perder el clásico porque lo teníamos controlado... Pero lo más importante venía el jueves siguiente, la final de la Copa Argentina. Para mí fue un cierre de ciclo bárbaro. Esta final increíble fue la frutilla del postre".
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