Agro paga 5% en tributos sobre el total de exportaciones anuales

Factura US$ 4.500 millones y paga 228 millones en distintos impuesto. Es bastante más de los US$ 4 por hectárea al año de Mujica para un universo variado y complejo.

 

El gobierno pretende cobrar 60 millones de dólares -un 25% adicional- por la vía del futuro tributo a la tierra a las empresas agropecuarias con más de 2.000 hectáreas.

Cuando el tema salió en el semanario Búsqueda, el economista Gabriel Frugoni -un ascendente técnico dentro del staff presidencial- reconoció que el impuesto sería volcado a infraestructura vial y logística que se encuentran bajo fuerte presión por el propio crecimiento de la actividad económica de los últimos seis años.

Luego el propio presidente reconoció que detrás de la iniciativa está la necesidad de redistribuir la riqueza. En Uruguay, el 20% de población de mayoresingresos se queda con el 47% de la riqueza generada y el 20% más pobre sólo con el 5,5%.

Tocarle el bolsillo a la actividad agropecuaria no es un asunto sencillo: ha sido motor de ese crecimiento y si bien en 2010 creció por debajo del PBI (1.8% sobre un total 8,3%), los agronegocios siguieron siendo un motor para la economía uruguaya gracias al buen momento internacional en el precio de las materias primas.

Hoy los agronegocios representan siete de cada diez dólares de exportación sobre una facturación total de 6.500 millones de dólares anuales.

Los impuestos venían dando saltos notables en el año a año, de la mano del aumento de la actividad. En 2009, los productores habían pagado al fisco 183 millones en materia de impuestos. No obstante, la presión fiscal se mantuvo incambiada por el incremento del Producto Bruto Interno en dólares corrientes.

La pregunta que todos hacen en el gobierno es si el agro paga impuestos de acuerdo a su facturación, a su peso en la economía nacional y al uso que hace de la infraestructura vial y logística del país. Para fundamentar el nuevo impuesto a los tenedores de más de 2.000 hectáreas de tierra, Mujica manejó una cifra: 4 dólares por hectárea por año.

Esa cifra corresponde en realidad a la contribución rural, un impuesto que ya cobran las intendencias para atender el acuciante nivel de la caminería rural en Uruguay. Se trata de un tributo que sigue la lógica del nuevo impuesto con un valor agregado. Es un cociente entre las hectáreas que posee el productor sobre un índice llamado CONEAT que se establece a partir de variables como la productividad del suelo, la cercanía a rutas y centros poblados, etcétera.

Sin perjuicio de esto, la actividad agropecuaria paga algunos impuestos más, según explica Diego Sotelo, coordinador de Fucrea.

Sotelo alude a una constelación de pequeños y grandes impuestos de cobro nacional y municipal según el caso.

YA SE PAGAN 20 MILLONES POR TENENCIA DE TIERRA

En el año 2010, los productores pagaron 20,2 millones de dólares por aportes patronales al BPS, 63,1 millones de Contribución Inmobiliaria y 6.5 millones de patrimonio. Se trata de un conjunto de tributos que ya gravan la tenencia de tierra.

Por concepto de IRA/IRAE pagaron 20.7 millones y 64.2 de IMEBA. IMEBA e IRAE son técnicamente impuestos a la renta porque apuntan a las ganancias del productor. IMEBA se aplica a pequeños productores y representa el 1.5% de las ventas del establecimiento.

Cuando se factura por encima de un ficto estipulado por el gobierno, el productor paga IRAE, que establece el pago de 25% de las ganancias netas. También un productor agropecuario paga un impuesto llamado INIA-Mevir equivalente al 4 por mil de sus ventas. Incluso los ganaderos también pagan 1% a las intendencias por movimiento de ganado.

Si alguien es arrendatario debe pagar además un 18% de impuestos de su valor de renta.

El trasfondo del reclamo presidencial es que la tierra en Uruguay está en manos de grandes empresas extranjeras. El semanario Búsqueda mencionó que al menos 15 empresas explotan 1.4 millones de hectareas, equivalente a tres departamentos del sur del país.

Entre esas empresas están Botnia, Montes del Plata (forestación, pasta de celulosa), Agronegocios del Plata y El Tejar (agricultura), Bulgheroni (lechería, energía), todas compañías de origen extranjero que llegaron a Uruguay de la mano de beneficios impositivos.

En la última década hubo operaciones por 6.3 millones de hectáreas. Según el Instituto Nacional de Colonización, el precio promedio por hectárea se situó en el eje de 3.900 dólares. En 2010 hubo 136 operaciones de compra venta que movilizaron 693 millones de dólares.

El territorio premium (ubicado en Soriano, Colonia) subió sus precios entre tres y cinco veces en los últimos años, pero este incremento no es acompañado en todo el país. Sólo en el último año el valor de la tierra subió 10%, por encima de la inflación, informó Búsqueda.

Un campo de alta productividad en el litoral sur de Uruguay cuesta 10.000 dólares la hectárea, mientras que la héctarea en noreste del país no alcanza los 3.000 dólares.

Sotelo de Fucrea admite que este es uno de los costados más vulnerables del planteo de Mujica. "No se le puede pedir lo mismo al cultivador de Soriano que tiene una tierra altamente productiva que al ganadero que tiene tierras en el basalto. Son distintas productividades", asegura.

También señala que es difícil medir los activos del sector agropecuario como para aplicar impuestos directos. "Conozco productores de menos de 300 hectáreas que, de repente, tiene más de 3 millones de dólares en maquinaria. Pero eso no significa que sean ricos", explicó.

Las señales del mercado internacional no son tan optimistas como el discurso del presidente Mujica.

Las proyecciones de OPYPA para 2011 señalan un crecimiento de 4.7%, que no será integral y en iguales términos.

Ayer, con bajo perfil, el frigorífico Breeders & Packers despidió a 67 de sus 300 empleados argumentando que la demanda no está ofreciendo precios rentables. La planta casi no ha sido inaugurada oficialmente. Construido con capitales británicos, se trata del primer frigorífico construido en Uruguay desde cero en más de medio siglo.

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