¿Por qué es peligroso reconocimiento de Jerusalen como capital de Israel?

La decisión de Trump tiene riesgos impensados. Desde 1980 ONU pide a países que no se instalen en un punto de conflicto entre musulmanes y judíos.

El presidente de Estados Unidos Donald Trump reconoció oficialmente a Jerusalén como capital de Israel y ratificó su intención de mudar la embajada a esa ciudad que tiene lugares sagrados para musulmanes, judíos y cristianos.

Desde 1980, ONU solicita a los países no tener sus legaciones en la ciudad santa, tras la anexión por parte de Israel de la parte Este de la ciudad.

Dejar Tel Aviv e instalarse en Jerusalén es una señal que otros países líderes no están dispuestos a dar por ahora.

Los gobiernos de Alemania y Francia, por ejemplo, pidieron a Trump mayor cautela ante las amenazas de grupos terroristas como Hamas.

Otros países como Turquía, Jordania, Egipto y la representación de la Unión Europea intentaron disuadir al gobernante republicano.

Hasta el papa Francisco se pronunció: "no puedo callar mi profunda preocupación", dijo.

Al conocerse la noticia, el grupo integrista palestino emitió un comunicado asegurando que Trump "abrió las puertas del infierno".

Pero el mandatario estadounidense ya estaba decidido: "era una promesa electoral y la estoy cumpliendo", declaró.

Sin embargo, los analistas piensan que detrás del gesto del presidente está su interés en ganarse a la poderosa comunidad judia internacional que miró con malos ojos la conformación de su gabinete con conocidos antisemitas como Steve Bannon.

El premier israelí, Benjamín Netanyahu elogió a Trump y dijo que es una decisión "justa y valiente".

Sin embargo, esta situación pone en riesgo todo los esfuerzos para obtener un proceso de paz.

Netanyahu había anunciado pasos hacia un acuerdo de paz con la Autoridad Palestina. Pero este reconocimiento de Jerusalén por parte de Estados Unidos traerá problemas adicionales, todo lo contrario a lo que busca.

A partir de la firma de Trump, Israel podría perder a uno de sus socios estratégicos como Turquía, uno de los pocos países musulmanes con el que ha tenido buenas relaciones.

 

 

Probablemente esta declaración lleve años para implementarse en la realidad, por lo que parece más un gesto político que un hecho práctico.

Para Trump más que una mudanza significa el reconocimiento de "una realidad": Jerusalén Occidental es y seguirá siendo parte de Israel"

Enfrentamientos en Hebrón y quema de banderas estadounidenses en Gaza fueron consecuencias inmediatas de la firma.

Los palestinos convocaron a "tres días de furia" para expresar el rechazo a Trump.

La ciudad vieja de Jerusalén ha sido sitiada y la diplomacia estadounidense pide a sus conciudadanos a no transitar por allí hasta nuevo aviso.

 

 

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