Fue a fines del siglo XIX cuando se crearon los primeros íconos emotivos. Fue en abril de 1857 en código morse, al documentar el uso del número 73 para expresar amor y besos. Más de cien años después, los iconos emotivos o emoticones circulan a diario en los chats, mensajes de texto, correos electrónicos, etc. El icono de la cara sonriente o smiley es la materia prima de estos guiños.
Una gran ilusión plagada de ego-ticones
Fue a fines del siglo XIX cuando se crearon los primeros íconos emotivos. Fue en abril de 1857 en código morse, al documentar el uso del número 73 para expresar amor y besos.
El icono fue popularizado en los años 70 en Estados Unidos y comenzó a reproducirse junto con la frase “que tengas un buen día”. El símbolo se convirtió en un producto estampado en jarras, remeras y pegotines y los diseñadores se llenaron de oro. En días de alta velocidad y envíos de billones de magabytes por segundo, este cuento pertenece a la prehistoria.
De todas maneras aquellos mensajes en código morse y los de hoy cumplen con el mismo fin: abreviar nuestras emociones. En un mundo sin tiempo ¡hay que abreviar! Redúcete a tu mínima expresión que todos comprendemos igual. Por eso mandamos mensajes de texto para saludar a los amigos o los buscamos en el Chat para decirles feliz cumpleaños. Eso sí con lindos y coloridos emoticones.
Lo paradójico es que en un mundo abreviado lo que está de moda es tener muchos amigos. Cuantos más tenés más valés. Al menos para algunos como el actor Ashton Kutcher que tiene 8 millones de seguidores en Twitter. Lo tienen no? El marido de Demi Moore. En una reciente entrevista publicada en la revista Beglam dijo que tuitear lo hace mejor persona. Por eso el diario de vida al instante lo lleva a todas partes. Encontró un método casi automático de superarse.
¡Consíguete millones de amigos y ganarás el cielo!. Tal vez alguno de ustedes crea que soy retrógrada o nostálgica. Para nada. Disfruto de la red, creo en sus ventajas y no imagino un mundo sin esta infinita herramienta de información. Les aseguro que no extraño la sala de redacción de informativos donde hace 20 años las copias de los guiones de las noticias las hacíamos armando juegos de 4 hojas intercaladas con dos carbónicos para usarlas en máquinas de escribir. Pero hay algo que me choca de las redes sociales y que se expande proporcionalmente crece el volumen de los seguidores. Me choca el “yoismo”.
Ese ejercicio de caer en una permanente cita sobre uno mismo. El uso exacerbado del ego. Esa búsqueda constante de afirmar nuestra identidad o esa falsa visión que tenemos de nosotros mismos. En las redes sociales se tilda de manera permanente lo que me gusta o no y se opina todo el tiempo sobre todo.
Muchas veces narcisismo puro. Un estudio realizado a 100 usuarios activos del Facebook por el departamento de Psicología de la Universidad de York de Toronto, Canada, revela que los más activos y los que más se auto promocionan están ligados estrechamente con un nivel de narcisismo alto y con baja autoestima.
Los sicólogos y maestros espirituales aseguran que el ego no es más que el sentido ilusorio del ser, ese otro yo que necesita permanentemente identificarse. De alguna manera todos estamos metidos en esta gran ilusión plagada de ego-ticones. Podría ser un nuevo guiño para identificar nuestro “ombliguismo”. O para alertar a quienes están cayendo en un ejercicio egotista. ¿Que les parece un concurso de diseño del guiño? Yo soy el jurado, ta? Así elijo el mejor.
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