Refugiado de Guantánamo hará huelga de hambre frente a embajada de EE.UU.

Abu W'el Dihab, de 43 años. ya protestó en forma similar en la cárcel. Quiere que Estados Unidos pague por su sufrimiento.

 

El refugiado sirio Abu Wa’el Dhiab anunció que iniciará una huelga de hambre frente a la Embajada de Estados Unidos en Uruguay, informa hoy El Observador.

Dijo que exigirá que Estados Unidos se haga cargo de su responsabilidad por haberlo encarcelado sin cargos durante más de una década

Dihab (o Jihad Ahmad Diyab, como le gusta que lo llamen) es, de los seis exreclusos, el más rebelde y el que está en peor situación de salud debido a otra huelga de hambre llevada a cabo cuando estaba en Guantánamo. Allí pasó encerrado 12 años de su vida.

En 2001 fue detenido en Pakistán acusado de ser miembro de Al Qaeda. Nunca hubo pruebas de esto ni juicio alguna. En 2009, el gobierno de EE.UU aceptó su liberación: Pero debió pasar tres años en una granja privado de su libertad.

Tiene 43 años es padre de cuatro hijos. Uno de ellos murió en la guerra, según contó. El resto de su familia vive en Turquía a la espera de que él tome una decisión: o viajar hacia allá, o que ellos vengan a Uruguay.

Dihab es uno de los cuatro sirios que residen en la casa del barrio Palermo cedida por el PIT-CNT.

Según Washington Post, casi nunca sale a la calle. Siente que las promesas que le hicieron no fueron cumplidas. Quiere su casa propia, traer a su familia de Siria, dinero suficiente para vivir con dignidad y comenzar un negocio.

El hombre recibe actualmente US$ 600 para vivir de parte de Acnur, la agencia de refugiados de Naciones Unidas. También está recibiendo atención de salud y clases de español con apoyo del PIT-CNT y el Estado.

Dijo que se niega a recibir esa paga y de momento ya dejó de concurrir al médico, pese a los problemas de salud. Se queja porque no tiene teléfono ni un empleo en vistas.

Así se lo dijo al diario estadounidense Washington Post, aunque el gobierno y el PIT-CNT han deslizado públicamente que sí recibieron ofertas de empleo. Varias y todas fueron rechazadas, aduciendo que los problemas de adaptación todavía no han terminado. Que necesitan más tiempo.

De los seis refugiados, Abu Wa’el Dhiab fue el que único renuente a dejarse ver. Según contó el periodista Daniel Rodríguez de Subrayado, que pudo ingresar a la casa del Pit-Cnt los primeros días, lo vio siempre acostado, de blanco y “deprimido”. Los otros cinco refugiados salieron en varias oportunidades a pasear por Montevideo, pero Abu Wa’el Dhiab no salió. El único gesto que tuvo con la prensa fue mostrar el pantalón naranja que usaba en Guantánamo junto a una foto de su hijo asesinado en la guerra de Siria.

Su abogada confirmó que el estado de salud de Abu Wa’el Dhiab es delicado. Sufre de dolores de espalda algo que ya tenía antes de ingresar a Guantánamo. Según contó fue recluido portando una silla de ruedas.

Hasta el momento 645 presos han sido liberados Guantánamo, pero todavía quedan 122 en el centro penitenciario.

Muchos de ellos residen en Europa. España, Alemania, Georgia, Albania y Eslovaquia han dado refugio a expresos de la cárcel militar.

De quienes han venido a Uruguay se sabe poco y nada acerca de su futuro. En las últimas semanas, Búsqueda informó que la convivencia entre los seis ocupantes de la finca había empeorado significativamente. Era los sirios por un lado, y el tunecino y el palestino por otro. Estos dos últimos se mudaron a un hotel por unos días, a raíz de los problemas.

Son libres de irse del país porque el gobierno ya les concedió pasaportes y cédulas uruguayas.

Algunos han manifestado la intención de quedarse. De hecho han pedido a la intendenta de Montevideo Ana Olivera, la cesión de un terreno para construir un templo.

Dihab fue quien cruzó a Argentina para hablar con las autoridades y pedir para que ese país de refugio a exreclusos de Guantánamo. Realizó varias entrevistas en medios, a partir del asesoramiento de activistas de derechos humanos. Pero tuvo que volver sin poder hablar con nadie de la cúpula kirchnerista.

Cayó en un mal día: eran las horas posteriores a la muerte del fiscal Nisman. El gobierno argentino lo invitó a retirarse del país.

La abogada de Dihab, Cori Crider, de la ONG Repriever, explicó, a su modo, por qué hay problemas de adaptación.

"Hay gratitud por parte de todos al gobierno de Uruguay pero noté cierta frustración en algunos de ellos cuando estuve en la casa”, dijo Crider a Montevideo Portal.

"La cuestión básica es que después de 13 años en Guantánamo todos nosotros estaríamos sufriendo, y no creo que sea sorpresivo que se necesite una adaptación de pasar como preso de la cárcel más notoria del mundo a vivir en sociedad, aquí o en cualquier parte", concluyó

 

 

 

 

 

 

 

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