Jorge García lidiaba con sus demonios en una iglesia pentecostal

Ayer en la madrugada, García, de 27 años, otrora promesa del fútbol uruguayo, mató a su padre golpeándolo con un cenicero de madera. Su progenitor era conocido por ser parte de una religión umbandista. El martes de noche padre e hijo habían discutido y Jorge García había tenido que ser atendido por un médico. Se estima que al otro día de mañana volvieron a pelear, y allí tuvo lugar la agresión que dio muerte al hombre de 50 años.

El agresor luego abandonó la casa y se refugió en otra vivienda de la zona conocida como “Los Palomares” del Barrio Borro, su lugar de residencia. Estaba en la casa de su suegro. La Policía notó que estaba bajo efectos de sustancias psicoactivas.

Lo cierto es que hacía mucho tiempo que Jorge García estaba sufriendo problemas con las drogas y el alcohol. Su primer procesamiento data de 2006 por atentado. En 2013, su madre fue asesinada en un ajuste de cuentas por drogas.

En 2010, un incidente en el tránsito permitió a la Policía  constatar que en el momento de su detención García estaba en posesión de estupefacientes.

Su comportamiento hizo que los clubes dejaran de confiar en él. El futbolista estaba en condición de libre. Su último equipo había sido Cerro en la temporada. Antes había militado en Danubio y había jugado en selecciones juveniles de Uruguay. Cuando estaba en formativas el Chelsea inglés se interesó en él. García viajó a Londres a probarse, pero finalmente no firmó contrato.

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