Corredor de bolsa estafó a más de 30 uruguayos por US$ 20 millones

El acusado utilizaba un club de fútbol para reingresar el dinero usado en inversiones de alto riesgo

La justicia de Crimen Organizado reclamó a Interpol la captura de integrantes de un grupo corredor de bolsa que llevó a cabo una estafa a una treintena de ciudadanos uruguayos por un monto estimado en 20 millones de dólares, informa El País.

Solo uno de los estafados invirtió 1.3 millones de dólares. El universo de clientes estaba en Carrasco, Pocitos y Punta del Este, apunta el informe.

Los abogados Nicolás Pereyra y Javier Simonetti elevaron una denuncia por estafa, apropiación indebida y lavado de activos ante la jueza Beatriz Larrieu y el fiscal Luis Pacheco.

Los principales acusados son un empresario argentino y su hija, propietarios de la sociedad de bolsa Open World.

Según Canal 12, los investigados son los argentinos Pedro y Agustina Magentíes e Ivvone Teleche Urruti. Además se investiga a un ciudadano brasileño y a una escribana uruguaya.

La estafa consistía en conseguir dinero como inversión bajo la promesa de devolverla con intereses. La idea era que esas entregas fueran invertidas en fondos de pensión de Estados Unidos. El retorno se haría en diez años.

El pedido de la justicia uruguaya ante una eventual extradición se encuentra obstaculizado por una anterior solicitud de Bolivia, en donde Operan World también llevó a cabo varias estafas.

Las denuncias también se extienden a otros países como Colombia, Chile, Brasil, Perú y Argentina. Se estima que en la región las estafas ascienden a 80 millones de dólares.

El empresario argentino, titular de Open World, tenía licencia de corredor de bolsa desde hacía años, lo que le otorgaba credibilidad

Además tenía vinculación con un equipo de fútbol de primera división de Uruguay.

La investigación apunta a saber si el corredor de bolsa sacaba el dinero hacia el extranjero y lo hacía reingresar a Uruguay a través de la entidad deportiva.

En la causa declaró uno de los expresidentes del club.

La captación de fondos de un supuesto banco suizo fue parte de la maniobra. Pero a lo largo de la investigación se supo que la financiera era propiedad del argentino.

“Open World ofrecía servicios financieros y buscaba captar capitales ofreciendo productos de Swiss Group. Llegó un momento en que se dejaron de pagar y dar respuesta. La empresa desapareció”, dijo Javier Simonetti a Canal 12.

Parte del dinero era trasladado a inversiones de alto riesgo en empresas controladas por el mismo estafador, desde automotoras hasta entidades de crédito.

Detrás de la estafa había una "verdadera ingeniería societaria", señalan los abogados demandantes.

El 12 de setiembre de 2014 el directorio del BCU dispuso la liquidación administrativa del Open World y designó a un profesional como liquidador.

Este interventor procedió a efectuar devolución de los valores y fondos que la empresa tenía por cuenta y orden de sus clientes.

El informe deñala que tenía acreedores por 7 millones de dólares y tenía activos por 4 millones.

Esos activos estaban constituidos por un depósito de 2.5 millones de dólares exigido por el Central para actuar en laza más el título de corredor de bolsa valuado en 1.5 millones.

La situación era tan crítica que el BCU sospechó de la actividad irregular y dispuso la cancelación de la licencia.

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