La virtual impunidad de Leah Palmer, ladrona de perfiles en redes sociales
Ruth Palmer descubrió que alguien usaba sus fotos para crear un mundo falso. Pese a ello no hay delito. Poco se puede hacer contra robo de identidad
Leah Palmer es británica, residente en Dubai. Es linda y en las fotos aparece con su exnovio, a quien llama “molesto” y “psicótico”..
La chica tiene activa presencia en Facebook, Instagram y Twitter. Incluso en Tinder, la red social de búsqueda de “levante”.
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Se le ve a menudo intercambiando mensajes con sus supuestos familiares y supuestos amigos.
Pero Leah Palmer en realidad no existe.
La mujer de la imagen es Ruth Palmer y no vive en Dubai. Está felizmente casada con Benjamin Graves, el hombre de la foto, quien ni es “molesto” ni es “psicótico”.
Ruth descubrió recientemente que durante los últimos tres años alguien ha estado robando sus fotografías, de su familia y de sus amigos en las redes sociales y armando una red de perfiles falsos que se comunican entre sí.
Mientras que la Palmer auténtica tiene 140 seguidores en Instagram, Leah tiene más de 800 y todas sus fotografías (más de 900) son de Ruth y sus amigos.
Según BBC Mundo, Ruth descubrió la existencia de la “impostora” (¿o impostor?) en enero de 2015.
Una amiga de la Universidad le hizo ver los perfiles de Leah Palmer y le preguntó qué relación tenía con ella porque las fotos eran las mismas.
La amiga le mandó una foto donde aparecía con algunos amigos de la universidad cuatro años atrás.
La primera cuenta falsa fue cerrada rápidamente, pero pronto surgió otra.
Las imágenes provenían de una mezcla de redes sociales de sus propias cuentas y de cuentas de sus amigos.
Cuando Ruth vio que la falsa Leah estaba contactando hombres con estos perfiles, consiguió hablar con algunos de ellos a través de Skype, siempre acompañada de su marido.
Los aspirantes a novios se daban cuenta de lo que había pasado, cuenta Ruth, porque la Leah con la que habían hablado por teléfono tenía un acento completamente diferente.
"Algunos de estos hombres tenían relaciones online con ella, habían intercambiado imágenes explícitas… No puedo ni imaginarlo", contó.
“Uno de ellos había roto con una novia real para tener una relación por internet con esta chica que pensaban que era yo”, agregó.
Ruth contó que así descubrió el mundo de Tinder, la app que se usa para encontrar citas.
"Yo ni siquiera sabía lo que era Tinder", señaló.
Intentó llamar a los números de teléfono de Leah que los hombres le proveyeron.
"Tenía dos teléfonos. El primero sonó, atendió, solo llegué a decir 'hola' y ella colgó en menos de dos segundos". "Después de alrededor de una semana los números ya no estaban en uso".
El paso siguiente de Ruth Palmer fue contactarse con los administradores de redes sociales. Leah había sido rápida para eliminar los perfiles falsos, pero pronto proliferaron otra vez.
Un problema que enfrentó es que no se había cometido ningún crimen y la persona no usaba el nombre completo de Ruth.
El abogado experto en derechos de autor Adam Rendle dijo que el único recurso de Ruth Palmer podría ser a través de las fotografías que causaron el problema en primer lugar.
"La víctima podría por lo tanto utilizar el copyright para impedir que el impostor use ese material".
El robo de identidad en internet es un problema grave. Ruth dice que siempre mantuvo sus cuentas con la configuración de privacidad máxima.
"No tengo páginas ni perfiles públicos. Nunca los tuve porque soy consciente de que hay gente que puede hacer este tipo de cosas".
"Leah" cree que puede ser alguien que la conoce y que obviamente no la quiere bien.
Una de las cosas que más la impresionó es que Leah creó perfiles falsos de su mama, de algunos de sus amigos, y todas las cuentas tienen conversaciones entre sí.
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