Vecinos y familiares de la víctima dicen que asesino no está loco

A.G., empleado de un tambo, ejecutó de un balazo en la cabeza a Marisel, de 31 años.

Según trascendió, el hombre estaba obsesionado con ella desde hace tiempo.

La joven había advertido a la Policía de los mensajes de texto y llamadas que estaba recibiendo.

El hombre era conocido de Goñi y quería entablar una relación sentimental con ella, pero Marisel Luis le había advertido que no se acercara en más de una ocasión.

En la noche del sábado, ella se presentó al baile benéfico con su pareja, un hombre oriundo de Florida de 42 años.

Los testimonios indican que A.G. fue al lugar con la pretensión de hablar con Marisel. Tomó un whiskola en la barra y cuando eran las 3.15 horas de la mañana se acercó a la pareja y sin mediar palabra le disparó a a la joven quemarropa. Entre decenas de asistentes lograron reducir a A.G.. Un policía que estaba en el lugar se encargó de entregarlo.

Por su parte, Marisel fue enviada a la mutualista Camedur de Durazno, a 20 kilómetros del lugar del atentado. El domingo fue derivada a una mutualista de Montevideo, donde murió.

Los conocidos del agresor indican que no estaba borracho y que no tomaba drogas. Hasta ese momento se sabia poco y nada de él; apenas que era un hombre taciturno, solitario y recientemente divorciado. Sus hijos lo visitaban en Goñi, cuando él no trabajaba en el tambo de Punta del Maciel.

Un tiempo antes había conocido a Marisel, antes que ella se fuera a trabajar a Montevideo. Ella era parte del centro Cooperativista uruguaya como asistente social.

Últimamente estaba radicada en Durazno, trabajando para un proyecto del Ministerio de Desarrollo Social para el Centro de Participación Popular (CPP), una ONG con muchos proyectos con el Estado. Ella supervisaba emprendimientos en pueblo Centenario y Cerro Chato, según El Acontecer.