Cientos reclamaron seguridad en Carrasco e hicieron propuestas

Mientras que en Carrasco el doctor Roberto Canessa (sobreviviente de la tragedia de los Andes) enumeraba los delitos que sufren los vecinos de la zona -la mayoría por delincuentes en moto- y hacía propuestas, Bonomi y Olesker explicaban el plan que consiste en aumentar la presencia del Estado en los barrios más peligrosos de la capital, apoyando a las familias más pobres para que sus hijos en edad preescolar vayan a guarderías.

El gobierno pagará por ellos la cuota de forma que los padres puedan ir a trabajar y los niños no estén en la calle.

Por su parte, Canessa reclamaba medidas concretas para combatir la delincuencia en su barrio y en toda la ciudad. Por ejemplo, pidió que los motociclistas se identifiquen con el número de matrícula en el casco. También pidió que todos los vecinos se contacten por celular y con silbatos cuando ve un delito, y que quienes se sumen a la iniciativa se pongan un pañuelo blanco en un brazo. Además reclamó que el Estado exonere de tributos a la víctima de delitos por un tiempo.

“Tenemos que ser como lo monos, que cuando viene un león gritan y se suben todos a un árbol. Cada uno de nosotros nos vamos a ir contentos de acá porque vamos a llevarnos una tarea, algo para hacer. Para revertir esta situación. A los que no vinieron también los vamos a ayudar porque se quedaron en sus casas para que no se las roben”, dijo Canessa.

En un momento de su discurso, que dio subido a una tarima y con niños alrededor, recordó su peripecia en la cordillera de los Antes, a fines de 1972.

“Cuando perdidos en la montaña, a los 10 días, sentimos que se había suspendido la búsqueda, y estábamos solos y Gustavo Nicolich con un coraje de un puma dijo, de acá vamos a salir por nosotros mismos, y de acá vamos a salir unidos y todos juntos también. Saben por qué, porque en esto estamos todos juntos”, dijo Canessa, despertando el grito de los presentes: “Uruguay, Uruguay, Uruguay”.

Otro de los oradores en la protesta fue Gonzalo Fau, quien en un momento nombró a Bonomi y obtuvo como respuesta un abucheo generalizado y el grito: “¡Que se vaya, que se vaya!”.