ESTUDIO PRIVADO

    Reincidencia de delitos graves en menores sería entre 13 y 20% mayor sin prisión preventiva

    La cifra choca con la intención del FA de derogar la ley aprobada en 2012 que estableció prisión para casos de rapiñas, homicidios y violaciones.

    El Frente Amplio aprobó en su reciente Congreso incluir en el programa 2020-2025 la derogación de la ley que establece prisión preventiva para menores que cometieron delitos graves como homicidios, rapiña o violación, entre otros.

    Un estudio de los economistas Ignacio Munyo y Néstor Gandelman advierte el riesgo que esto supone en materia de seguridad.

    La ley ha permitido mantener a raya la alta reincidencia, señala el trabajo divulgado este lunes por El País.

    Si no se hubiera aplicado la ley -que establece prisión preventiva y registro de antecedentes- la reincidencia hubiera sido 13 puntos porcentuales mayor en los 30 días posteriores a su liberación.

    El estudio agrega que la reincidencia hubiera sido 20 puntos porcentuales en los 180 días posteriores a ser liberados.

    Munyo y Gandelman realizaron un estudio del efecto que tuvo incremento en el tiempo de reclusión para menores infractores.

    La comparación fue la reincidencia efectiva con la que hubiera existido si se hubieran mantenido los anteriores tiempo de reclusión.

    El trabajo contó con la colaboración del Instituto Nacional de Inclusión Social Adolescente (Inisa) que proveyó de toda la información para el estudio.

    El cambio legislativo que estableció un año de prisión preventiva para menores que cometieron delitos graves fue implementado en 2012.

    A los delincuentes a quienes se inició proceso por hurto no se les aplicó ningún cambio. Este aspecto sirvió para el comparativo.

    Gandelman dijo que la diferencia es "estadísticamente significativa".

    El economista recuerda que el ministro del Interior Eduardo Bonomi evaluó la ley como positiva y "ha cumplido el objetivo que buscaba".

    Gandelman advirtió que aún en tiempo electorales hay que enfocar los debates con "evidencia empírica" y no "sobre ilusiones sobre cómo nos gustaría que fueran las cosas".

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