¿Por qué Ana Olivera se hizo un mechón rojo en el pelo?

    Durante su primer año de gestión la intendenta se transformó en una “dama de hierro” de la capital. Se puso firme ante Adeom y marcó su presencia fuerte en varios temas.

     

    Es una intendenta que está arriba de todos los temas y les marca una presión constante a los directores municipales. Ana Olivera admite que el “prejuicio” de ser mujer y comunista hizo pensar a los sindicalistas municipales que la iban a tener más fácil durante su gestión.

    La intendenta de Montevideo llegó a la cúspide de la principal comuna del país tras varias administraciones que dejaron crecer el poder de Adeom. Tanto que vio necesario ponerle un punto a esa situación.

    “Estoy convencida que llegamos a una situación límite”, dijo Olivera en entrevista con Subrayado, haciendo referencia al conflicto municipal que en el 2010 puso en jaque a su administración tras varios días sin recolección de basura. “El prejuicio (de que es comunista) lo tuvieron algunos dirigentes de Adeom. Eso fue lo que cambió en la relación. Había un límite”, señaló la intendenta.  

    La firmeza de Olivera sorprendió a propios y extraños. El punto de quiebre fue el momento en que aplicó la esencialidad en el servicio de limpieza, pero después siguió con otros temas. Se paró firme y no aceptó aumentarles más el sueldo que por la inflación y le aplicó sanciones a quienes no cumplieron la esencialidad. Con esta actitud el gremio se quebró y en las últimas elecciones del sindicato ganaron los moderados.

    El viernes 8 de julio Olivera cumplió un año de gestión y durante ese tiempo su firmeza no fue solamente con los municipales. A los vendedores ambulantes  sin permisos los desalojó con la Policía generando grandes disturbios. Con los hurgadores comenzó un plan para que de a poco abandonen la tarea. Tampoco cedió ante las fuertes presiones de los comerciantes de avenida Italia que se opusieron a la senda “sólo bus” instalada en ese corredor.

    “Uno tiene que asumir que el conflicto es parte de la responsabilidad que asume. En el caso de la Intendencia de Montevideo es el conflicto de la ciudad. Tenemos el conflicto de la utilización del espacio público. Del interés del privado que va en contra de los planes de desarrollo. El conflicto del plan de movilidad urbana y los comerciantes. Son tantos los conflictos que tiene un gobernante… Desde que asumí dije: el conflicto que va a existir con el gremio. Yo represento los intereses de todos los montevideanos que no necesariamente son los intereses del sindicato”, dijo Olivera.

    La intendenta además es profesora y reconoce que en la administración municipal copió cosas de la docencia. “Creo que lo primero que uno tiene que hacer cuando asume una responsabilidad es que las reglas de juego estén claras para todos. Como docente hago una afirmación: ningún alumno respeta a un docente permisivo”, señaló Olivera.

    Tal como lo hacía el intendente colorado Oscar Rachetti (1969-1971 y 1972-1983), la actual intendenta cae de sorpresa a distintos organismos municipales para ver cómo trabajan los funcionarios y charlar directamente con ellos. “Visito los servicios y encuentro la gente trabajando y mucho”.

    Esa intención de marcar presencia y de “no pasar desapercibida” durante su gestión, fue también la que la llevó a dejarse el mechón rojo.

    Según contó en la entrevista con Subrayado, cuando dejó de ser futura ministra de Desarrollo Social para ser candidata a intendenta en febrero del 2009, su amiga Marina Arismendi le dio un consejo. Recordando a la exdiputada frenteamplista Alba Roballo, Arismendi le dijo que las mujeres en política tienen que llamar la atención. “Por eso yo me dejo estas caravanas enormes”, le dijo alguna vez Roballo a Arismendi.

    Con esa intención, llamar la atención y pararse firme, Olivera se dejó ese mechón rojo en el pelo que aún le dura en su primer año de administración.

    Dejá tu comentario