Murió Manolo Tena, a quien Sabina dedicó famoso tema "Conductores suicidas"

Lucía, la mujer de Sabina, se fue a vivir con Tena. La canción "Conductores suicidas" la nombra en uno de sus versos.

“Es absolutamente real, dedicada a un amigo, excepto que está todo exagerado. Es decir, que ese amigo mío ni se va a morir mañana ni es chapero”.

Sabina contó que después de unos años se reconciliaron. Comentó con una buena carga de ironía: “Lo que más me jode es haber perdido a un digno enemigo”.

Tena padecía cáncer desde tiempo atrás, pero mucho antes había sufrido otros males como la adicción a las drogas, que lo llevó a la indigencia y al abandono.

Comenzó su carrera en 1977, cuando la "Movida española" comenzaba a salir a luz a partir de la decadencia y muerte del general Francisco Franco.

Tena fue una de las voces más representativas de este movimiento caracterizado por los excesos y la reacción a una de las dictaduras más feroces y abarcadoras de la historia.

Fines de los 80 y principios de los 90 fue la época más fecunda de éxitos del cantante. En 1988, su disco "Tan raro" alineó varios de sus hits.

"Sangre española" de 1992 fue el disco que marcó el clímax de su carrera. 

Tuvo, en ese sentido, una breve popularidad en el Río de la Plata debido a su pasaje por "Ritmo de la noche", el programa que conducía Marcelo Tinelli.

En pleno éxito, su prestigio corrió serio riesgo al ser denunciado por plagio nada menos que por representantes de Bruce Springsteen.

El tema "All that Heaven will allow" (1987), se dijo, se parecía sospechosamente a "Qué te pasa", un hit del disco "Sangre española".

Vendió más de 800.000 discos, pero las deudas por impuestos lo llevaron a la ruina y a la marginalidad. Vivió un tempo en la calle, hasta que su familia se encargó de él. Su hermano, productor musical, lo hizo resurgir el último año, organizó recitales y produjo un documental sobre su vida.

Mucha gente lo recuerda además como autor de canciones para estrellas españolas como Ana Belén y Miguel Ríos.

Otros recuerdan su voz desvencijada a medio camino entre el cante jondo y el rock, mientras que los más jóvenes simplemente saben que es el sujeto -un tanto pasado de rosca- de la famosa canción de Sabina.