La expansión del crédito

    El crédito a las familias está llegando a niveles récord de los últimos años. Aumentó un 11% respecto al año pasado.

     

    El crédito a las familias está llegando a niveles récord de los últimos años. Según estimaciones obtenidas a nivel del sistema financiero, alcanzó en abril el equivalente a casi 6.400 millones de dólares, un aumento de 11% respecto a un año atrás. Esta cifra incluye crédito al consumo, automóviles y crédito hipotecario, entre otros. E incluye el crédito bancario (algo más de 5.000 millones) y el de las administradoras de crédito no bancarias (algo más de 1.300 millones).

    Dado que la economía está ingresando en una etapa de crecimiento más moderado, con algunas incertidumbres de mediano plazo, cabe preguntarse si este aumento del crédito es preocupante. La respuesta es no, porque aún el crédito es bajo en relación al PBI: esos 6.400 millones son menos del 15% del PBI anual. El crédito total de los bancos (incluyendo crédito a empresas) no alcanza el 30% del PBI. 

    La colocación de créditos a las familias esta aumentando fuerte, impulsada por la buena situación económica y –particularmente- por la confianza que un mercado de trabajo con alto nivel de empleo y bajo desempleo, da a los consumidores. 

    Por un lado, se está desarrollando el crédito bancario para bienes durables, primero automóviles y últimamente una expansión del crédito hipotecario, que ya responde por más de 2.000 millones de dólares del total de crédito a las familias.

    Según la presidenta del BHU, Ana Salveraglio, la demanda por crédito hipotecario aumentó 60% en el primer semestre del año. Estos créditos se ofrecen en Unidades Indexadas (pesos ajustados por inflación), más tasas que van de 4,5 a 6%, dependiendo del plazo. Son créditos orientados a personas y familias de ingresos medio-altos y altos.

    Asimismo, los bancos dan crédito al consumo, a tasas de entre 35 y 45%. En este ámbito el Banco República, tiene una presencia importante con sus tradicionales “préstamos sociales” a empleados públicos y jubilados, con la capacidad de descontar directamente del sueldo. El BROU tiene créditos al consumo por unos 2.000 millones de dólares, mientras el resto de los bancos responde por algo menos de 1.000 millones.

    Por otra parte, hay una fuerte expansión del crédito no bancario de las administradoras de crédito, que alcanza unos 1.300 millones de dólares, cifra que casi duplica lo que se registraba hace un par de años. Es crédito principalmente destinado a personas de ingreso medio-bajo y bajo, que no acceden al crédito bancario.

    Según estiman empresarios de este sector, el 60% del crédito se destina hoy a consumo de oportunidad (compras de electrodomésticos, muebles, vestimenta, etc.) y el resto a financiar los gastos personales corrientes. En estos casos, las tasas son en pesos y varían entre 40 y 80%. 

    Según los datos del último Monitor de Crédito de la firma Pronto! (que encuesta a los potenciales consumidores de crédito no bancario, de ingresos medios y bajos), el 70% tenía créditos u órdenes de compra pendientes, que implicaban pagos mensuales por el 31%  del ingreso de dichas personas, en promedio. El monto total adeudado representaba 2,4 veces el ingreso mensual.

    Son niveles razonables de endeudamiento, pero si el mercado laboral comienza a mostrar cierto retroceso, será una señal de aviso. Tomar crédito puede ser una decisión muy razonable a todo nivel, desde una pareja que quiere comprar una casa, hasta un individuo que quiere adelantar un determinado gasto. Sin embargo, si la incertidumbre crece y los riesgos aumentan, más vale postergar decisiones de consumo hasta que el panorama aclare … y para seguir teniendo crédito.

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