Experto en matemáticas y futurología

    Se fueron dos partidos de la Copa América y en la antesala del cierre de la primera fase, Uruguay recurre, como en los viejos tiempos, a la numerología y otros cálculos matemáticos para echar un vistazo a su futuro en tierra argentina.

     

    Se fueron dos partidos de la Copa América y en la antesala del cierre de la primera fase, Uruguay recurre, como en los viejos tiempos, a la numerología y otros cálculos matemáticos para echar un vistazo a su futuro en tierra argentina.

    Nuestro público, con contrastes tan drásticos como el clima en la zona del Cuyo, fiel a su estilo y a su diploma de DT otorgado en charlas de oficina y boliche, ya inició el clásico proceso de pataleo que acompaña con descreimiento y unas gotitas de olvido a la labor maravillosa realizada en Sudáfrica 2010.

    Apenas alguien pronuncia la combinación de tres palabras “matemáticamente tenemos chance” se agitan, cual película invadida por zombies, vampiros y otros demonios, los fantasmas que azotaron al fútbol uruguayo en las últimas décadas.

    Apenas se despliega esa inusual caravana de espectros con camiseta de un celeste descolorido y manchado, estalla una tormenta de inconformismo, fastidio y descrédito futbolístico.

    Eso ocurre en el continuo debate de un pueblo futbolero, mientras por acá  todos se reverencian ante las maravillosas hazañas de los criollos uruguayos que sacan jugadores golpeando un zapato viejo contra una piedra abrazada por yuyos secos y es capaz de meterse entre los cuatro mejores del último mundial y coronar al Balón de Oro.

    Esa admiración que nos tributa América toda hasta genera fastidio en la gente. No falta el mensaje al comunicador escuchado una, dos, mil veces: “¡cómo inflan a los jugadores!”, “¿cuándo van a decir la verdad?”, “¡hay que sacar a Forlán!”, “¿para qué llevaron a Godín?”… y mil afirmaciones más que están en boca de los hinchas más radicales que rematan con el lacónico – y casi hiriente- “¡no jugamos a nada… che!”.

    Uruguay –hasta ahora- cosechó dos empates en la Copa América. Mereció ganar contra Perú y pudo perder contra Chile. Exhibió atributos interesantes –especialmente en el primer tiempo contra el equipo de Markarián-, mostró habituales desajustes defensivos que –como siempre ocurre- cuesta un gol, le faltó puntería a Diego Forlán en una jugada dónde definió como tenía que definir pero no entró, fue al toma y daca contra Chile, ejerció presión, perdió a Cavani y terminó resguardando a Muslera –de brillante partido- cuando la Marea Roja azotaba el área de los uruguayos y daba la sensación que Valdivia –que encendió al equipo de Borghi- y sus jóvenes compinches acariciaban el triunfo.

    Ya sabemos que en fútbol y política, los uruguayos no tenemos matices. Recuerdo que en mis albores como periodista y participando de un  proyecto materializado en pequeño suplemento casero, escribí mi primera columna de fútbol para un emprendimiento de mis compañeros del Curso de Comunicación Social de UTU en 1986 cuando la selección llenaba estadios, deleitaba y se encaminaba al mundial de México.

    Tras revisar puntillosamente cada palabra la titulé “Che Omar… ¿por qué no te Borrás?”. Feliz, llevé la hoja al novel Secretario de Redacción, Ariel Garaza, quien, tras analizarla, disparó con seriedad y convicción “¿es para la página de humor, verdad?”.

    Como todos llevamos un hincha y un DT en el alma, más de una vez, se nos escapa la tortuga. Así, nos enojamos con la selección, y al otro día de pedir la cabeza del entrenador y sus futbolistas, llenamos 18 de Julio y atronamos al grito de “Soy Celeste”.

    No vamos a cambiar. No lo haremos hasta el fin de los días.

    Somos uruguayos.- Gozamos y sufrimos. Matemáticamente… siempre tenemos chance.- Nos abrazamos a la numerología, esa práctica adivinatoria que utiliza los números.- Creencia que establece una relación mística entre los números, los seres vivos y las fuerza físicas o espirituales.

    Nosotros, los de la Banda Oriental, le agregamos el matiz futbolístico.-Así, que en estos días donde el actor –y fiel futbolero- Gael García Bernal le sugiere a su amigo Jorge Drexler que todo borracho tendrá la excusa de decir que ve doble por el choque en juveniles seguido del duelo copero,  más que nunca se impone el “Vamos que vamos”.- 

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