El cantante Julio Sosa habría sido hijo no reconocido de un juez de paz de Las Piedras apellidado Carámbula, lo que convierte al famoso “varón de tango” en pariente cercano del intendente Marcos Carámbula y del cómico y músico Heber Hugo (Berugo) Carámbula.
"El varón" Julio Sosa, pariente de Marcos y Berugo Carámbula
La dramaturga Ana Magnabosco ratificó la leyenda de que el cantante de tangos fue hijo no reconocido de un juez de paz, ancestro del intendente y del humorista
La afirmación fue realizada por la dramaturga Ana Magnabosco y confirmada por el intendente canario, informa hoy La República.
En el programa de radio La Onda Digital, Magnabosco habló de la historia de Sosa, fallecido en un accidente de tránsito en 1964. Tenía 38 años y estaba en la cúspide de su éxito.
Aunque por obvios motivos nunca se pudo verificar la paternidad, muchos testimonios aseguran que había una relación entre el cantante y la familia Carámbula, que cuenta con algunos músicos en su árbol genealógico. El propio Berugo era un eximio intérprete de jazz. En 1960, creó la "Crazy Clown Jazz Band", casi al mismo tiempo que comenzó a incursionar en el mundo actoral. Su hijo Gabriel, nacido en 1964, también es músico de rock.
Hasta ahora las raíces del “varón” -referente para varias generaciones de cantores de tango- eran una leyenda urbana. Julio María Sosa Venturini, nació en Las Piedras, departamento de Canelones, el 2 de febrero de 1926. “Mi padre fue un peón rural analfabeto y mi madre, sirvienta”, solía recordar en las entrevistas. La ratificación del intendente haría cambiar en algo la biografía del artista.
Uruguay parece un país rico en este tipo de historias.
Ya se sabe que los mitos muchas veces crecen a partir de historias personales muy difíciles. Gardel sigue siendo un misterio para muchos. Se sabe que detrás de su voz y sus tangos hay una historia de abandono y encubrimiento de la verdad, que oscila entre los Escayola de Tacuarembó y los Laserre-Gardes de Toulouse.
También Alfredo Zitarrosa -otra voz legendaria- construyó su fraseo en las dificultades de una vida marcada por el desarraigo. Fue entregado por su madre, Jesusa Iribarme, a una familia. Fue inscripto como Alfredo Iribarne para luego adoptar el apellido Durán. Y más tarde, al volver con su madre biológica, asumió el apellido del marido de ésta: un argentino llamado Zitarrosa. Así fue que se convirtió en una marca, en un hombre comprometido políticamente, y en un emblema del arte en Uruguay.
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