De carne somos

    El presidente José Mujica anunció que conformará un grupo de trabajo con los ministerios de Ganadería, Industria, Trabajo y Economía, para hacer un mayor seguimiento a la industria frigorífica.

     

    El presidente José Mujica anunció que conformará un grupo de trabajo con los ministerios de Ganadería, Industria, Trabajo y Economía, para hacer un mayor seguimiento a la industria frigorífica, ante la eventualidad de una mayor concentración en dicho sector, que afecte la competencia y perjudique a productores y trabajadores.

    El asunto es de interés, porque se trata de un sector clave en la economía nacional. Es el segundo sector exportador después de los granos (con ventas por más de 1.500 millones de dólares anuales) y genera un alto valor en toda su cadena, desde el campo al plato. Contrariamente a otros sectores, donde hay un alto componente importado, la carne es nacional desde el pasto hasta el corte exportado a Europa o China. Además, la carne vacuna es un producto clave en la alimentación local, con un consumo cercano a 65 kg/hab/año.

    Además, el caso es de interés porque la industria frigorífica ha transcurrido por un proceso de crecimiento y mejoras genuinas en las últimas décadas. Muy atrás quedaron los tiempos de las crisis (años 60 y 70) cuando el Estado intervenía en el mercado para rescatar frigoríficos, regular la oferta o controlar precios. A principios de los años ’90, el Estado se desprendió de los frigoríficos que aún tenía en gestión, se liberalizó la exportación en pie, se eliminó el stock regulador y la industria se saneó, para iniciar un proceso de crecimiento con fundamentos competitivos. Los productores ganaderos gozaron de un mercado más transparente y atractivo.

    Luego de la dura crisis de la aftosa (que la industria frigorífica transcurrió sin que el Estado tuviera que poner ni un peso), Uruguay recuperó y mejoró su situación sanitaria y hoy la carne uruguaya accede a los mejores mercados. Eso motivó que nuevos inversores ingresaran a la industria frigorífica.

    Entre los más notorios, ingresaron a partir de 2005 varios grupos brasileños. El más importante de ellos es Marfrig, que adquirió sucesivamente 4 plantas industriales (Tacuarembó, San José, Salto y Colonia) y hoy abarca el 25% de la faena nacional. Marfrig compró también en 2009 la curtiembre Zenda (ex Branaá). Otro grupo, JBS, adquirió recientemente el Frigorífico Canelones y un tercero (Minerva) el PUL (Cerro Largo).

    A nivel global JBS es el grupo mayor, Marfrig el segundo y luego siguen Minerva y otros. Los dos primeros han tenido un importante apoyo financiero del banco de desarrollo estatal BNDES en Brasil, además de recurrir al mercado de capitales para financiarse. Con ese apoyo han hecho compras importantes en todo el mundo, de empresas frigoríficas y alimentarias. Pero ese apalancamiento ha generado costos financieros excesivos, de tal manera que Marfrig debió vender recientemente a JBS una importante empresa que había comprado recientemente (SEARA, una marca de alimentos procesados). En ese mismo negocio, JBS compró los negocios de cueros de Marfrig, entre ellos Zenda, la curtiembre uruguaya.

    El temor del gobierno es que Marfrig se termine desprendiendo de todos sus frigoríficos en Uruguay y que pasen a JBS. Los directivos de Marfrig ya han manifestado la voluntad de vender la planta del Colonia.

    A esta altura, cabe recordar que Uruguay tiene un marco legal para fomentar la competencia, que –entre otras cosas- establece que hay obligación de notificar a la Comisión de Defensa de la Competencia, si por compras y adquisiciones una empresa supera un determinado porcentaje del mercado total, y solo si se conforma un monopolio dicha Comisión puede autorizar o no.

    Lo interesante es que en los últimos años, los productores (supuestamente, la parte débil de la cadena) han elevado de 70 a 80% su parte en el valor agregado total en la cadena frigorífica, según datos del INAC. La industria ha reducido su proporción en el total, pues ha trasladado al productor todo el aumento reciente en los precios internacionales. Mientras, el consumidor local sigue disponiendo una excelente oferta de uno de los mejores alimentos del mundo. Así las cosas, la industria frigorífica ha tenido un desempeño muy satisfactorio. Si anda bien ¿por qué arreglarlo?

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