Una pregunta risueña al vocero del presidente chileno Sebastián Piñera disparó un informe de BBC Mundo sobre la yeta presidencial y sus implicancias en la población, entre la superchería y el humor exorcizante.
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Chileno Sebastián Piñera se suma a la lista de "presidentes yeta"
A propósito de la serie de desgracias que debió enfrentar, se plantea si existe la buena y la mala suerte a la hora de gobernar un país.
"Nos causa un poco de simpatía (el tema)", minimizó ante periodistas este martes el vocero presidencial chileno Andrés Chadwick, cuando se le preguntó por el tema, que ha sido recientemente objeto de artículos en medios internacionales.
Y un poco más en serio apuntó: "la imagen del Presidente de la República es mucho más que una columnita por aquí o una columnita por acá".
Piñera debió con lidiar con catástrofes naturales y tragedias: el devastador tsunami que sacudió al país, la tragedia (con suerte) de los 33 mineros y el incendio en una penitenciaria que dejó 80 muertos forman parte de un desgraciado listado que atañe a su gestión. Actualmente, su gobierno enfrenta un incendio de dimensiones colosales que supera las 50.000 hectáreas en el sur del país.
Lo cierto es que algunos ciudadanos, en tono burlón, ha creado el facebook "Piñera es yeta" (la foto al revés que ilustra esta nota fue sacada de allí)
La rectora de la Escuela de Psicología Social de Chile, Glady Adamson, desestimó la mufa: “primero debe haber un contexto de incertidumbre y complejidad, económica, política y social, que promueven una vivencia cuya determinación de causas es difícil”, consigna este jueves la BBC.
"La suerte y la mala suerte son propias de la cultura popular, y a la cultura popular le es complicado acceder a esas complejidades (por ejemplo, problemas sociales); con lo cual aparece una necesidad de simplificar la realidad y se empieza a creer en la suerte”, agregó.
Está claro que Piñera no tuvo ninguna responsabilidad, ni remota, en ninguno de los accidentes o desastres naturales, pero de alguna forma parece haber surgido una matriz de opinión, cuya magnitud es difícil de medir científicamente, que relaciona al mandatario con la mala fortuna
En Uruguay, al ex presidente colorado Jorge Batlle le tocó enfrentar la aftosa y la crisis financiera más grande de la historia del país en un solo año: 2002.
Si bien salió airoso de la situación y el país continuó adelante, su fama de "mufa" quedó instalada. De hecho, una nota del diario La República contó en 2004 que Jorge Carbonell, entonces autoridad del Codicen, se presentó junto a Batlle para la inauguración de un liceo en Médanos de Solymar.
El mandatario, un hombre perspicaz y de ojo clínico, le dijo a Carbonell: "este local se va a llover".
Poco después, la profecía de Batlle se cumplió, tal vez por desidia de los constructores más que por los supuestos dotes de político con un imán para los hechos desgraciados.
El informe de BBC Mundo destaca una serie de presidentes que han pasado por llevan consigo este designio popular, a medio camino entre la superchería popular y la necesidad de encontrar humor en circunstancias dolorosas.
Carlos Menem de Argentina fue otro presidente al que los ciudadanos llamaban "mufa".
En ese derrotero se le atribuyen desgracias insólitas. En ese sentido, se recuerda que en 1989 le dio una palmada en el brazo al gobernador bonaerense, Daniel Scioli, para desearle suerte en una competencia náutica y el entonces "motonauta" perdió un brazo en un accidente.
Sus rivales y hasta sus propios partidarios, medio en serio y medio en broma, solían aludirlo llamándolo "Méndez" para evitar que el rayo de la fatalidad cayera sobre ellos o sobre el proyecto que estaban invocando.
En la historia hubo otros líderes que afrontaron aquel mote con indudable entereza.
José Figueroa Alcorta, que ocupó la presidencia argentina entre 1904 y 1906, fue tildado como “yetador” por uno de sus rivales.
Su fama se agigantó en 1910 cuando durante una visita a Chile murieron el presidente Pedro Montt y luego su reemplazante en el cargo, de manera sorpresiva.
También le ha pasado a héroes históricos. En Venezuela, hasta el libertador Simón Bolívar también ha sido calificado como un hombre de “mala suerte”.
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