Balance provisional

    Uruguay cerró su actuación en la primera fase de la Copa de las Confederaciones con buena nota.

     

    Uruguay cerró su actuación en la primera fase de la Copa de las Confederaciones con buena nota.

    Dos victorias, un aire similar que se respiró en el Mundial de Sudáfrica, algunos mojones que se incorporan al rico historial estadístico y momentos de colección para varias figuras del equipo.

    Todo comenzó con el fenomenal paseo que soportó el equipo celeste ante España.

    La pelota, durante todo el juego, pasó por los expertos zapatos de los campeones del mundo que durante el ochenta por ciento del partido tuvieron la posesión.

    Los futbolistas utilizaron la palabra "impotencia" y "desesperación" para definir el estado de ánimo que les generaba el partido.Muchos pidieron -de inmediato- una revancha.Resulta muy difícil robarle la pelota al equipo de Vicente Del Bosque.

    El entrenador -en charla off the récord- me dijo que no había sido tan amplia la superioridad de España.

    Vaya... ¡qué modesto es Bigotón!

    La secuela de la derrota ante el número 1 del Ranking FIFA repercutió en el equipo que se encerró en su búnker de Bahía dispuesto a derrotar a Nigeria porque no quería tener sorpresas con el saldo de goles en caso de un hipotético empate con los africanos.

    El duelo ante Nigeria fue explosivo. Tuvo sus tramos adversos y marcó un mojón histórico para Diego Forlán que celebró su centenario con un extraordinario gol y una actuación de sobresaliente que fue premiada por la FIFA.

    El triunfo ante las Súper Águilas abrió la cuota de confianza que necesitaba el equipo.

    Predicciones lógicas y matemáticas se alinearon para el último partido ante Tahití.Recién luego del triunfo contra Nigeria, el plantel se sacó de encima la presión que supuso el partido en Venezuela por las Eliminatorias, el incómodo debut ante España y el duelo ante Nigeria.

    La serie, con la clasificación asegurada de antemano, más allá de los 90 minutos de trámite burocrático que supuso enfrentar a Tahití, permitió establecer una goleada que se acerca a los registros históricos - individual y por equipo- de las selecciones de todos los tiempos.

    El plantel se reencontró con sus buenos días.Ha intentado - como pidió Óscar Tabárez- "disfrutar" de la Copa de las Confederaciones y, con el paso de los juegos, todo se asemejando a momentos ya vividos por esta selección que siempre ha arruinado la fiesta a los anfitriones.

    La primera serie mostró a Muslera en altísimo nivel. Luis Suárez exhibió una contundencia que asombra a propios y extraños. Forlán se transformó en leyenda jugando muy bien y todo se complementó adecuadamente para -más allá de la frustración inicial- meterse en la etapa decisiva.

    El balance provisional es bueno.Además, el Deja Vu celeste siempre es bienvenido.

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