La abandonó el novio en el altar: ella quiso que la fiesta se hiciera igual

Giovanni se amotinó en el cuartel. Como estaba todo pago, Nadia no quiso decepcionar a invitados.


Una mujer italiana estaba a punto de casarse cuando su exfuturo marido le dijo: "me voy, tengo que volver al cuartel".

Así supo Nadia que su novio Giovanni Delegu no quería casarse, a lo que respondió con todo carácter: como la fiesta estaba paga, decidió abrir la celebración para todos los invitados.

Ocurrió en Italia, donde la ley permite a la novia abandonada reclamar una indemnización.

Giovanni, el novio fugitivo, es un militar de 24 años a quien Nadia conoció siete meses antes por Facebook. A ella no le importó que fuera tan joven. Se enamoraron enseguida, a pesar de los 15 años de diferencia en su edad.

Durante el corto noviazgo todo parecía ir bien, aunque los padres del joven no estaban muy entusiasmados cuando él anunció que se casarían.

La mujer, empleada en un centro comercial, arregló la fecha de la boda y se comprometió a la realización del curso prematrimonial con don Luca, su párroco de Sorso, un pueblo de 15.000 habitantes en Cerdeña.

"Don Luca es un cura especial. Nos explicó muy bien en qué consiste el matrimonio, y Giovanni lo siguió siempre sin mostrar ninguna duda", aseguró Nadia.

Para los festejos, eligieron un buen restaurante, con un menú y torta a la altura de las circunstancias.

El sábado pasado estaba todo dispuesto para el casamiento. A las 11 el novio no aparecía, por lo que la novia lo llamó -sin éxito- en reiteradas ocasiones.

Luego de una hora de incertidumbre, Giovanni respondió a los llamados de su prometida y se limitó a decirle: "Tengo que volver al cuartel militar".

Desde la dependencia en cuestión confirmaron que el joven se atrincheró en el lugar y se negó a salir.

Como era de esperar, Nadia cayó en un estado de depresión. Pero su familia se dedicó a consolarla y buscaron convencerla de que igual participará en la fiesta. 

NI EL MÁS HERMOSO NI EL MÁS HORRIBLE

Al final, la novia abandonada accedió al pedido y se sumó al banquete de boda, que se realizó sin música ni fotos pero si hubo brindis y torta.

"Debía ser una fiesta. El día más hermoso de mi vida, pero no quise que fuera el más horrible. Así que pensé lo mismo que mi padre. Y me dije: ´En el fondo, no se murió nadie, la vida continúa", relató la mujer.

Si bien Nadia adelantó que no piensa perdonar a su exnovio, aún no decidió si le hará juicio. .

Es que el artículo 81 del Código Civil prevé que la promesa de matrimonio hecha con acto público -como en este caso- "obliga al que promete, si no tiene justos motivos para justificarse, a resarcir el daño ocasionado a la otra parte por los gastos realizados y por las obligaciones contraídas a causa de aquella promesa".

 

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