Procesado por intentar matar a esposa debe pagar US$ 14.000 por daño moral

Se trata del caso que terminó con un arquitecto en la cárcel. Justicia dio razón a familiar de la victima herido en el tercer atentado fallido.

La justicia condenó a un arquitecto procesado por intento de homicidio de su esposa, a pagar 14.000 dólares a un familiar de la víctima por daño moral, al resultar herido por sicarios en uno de lo atentados, informa El País.

El hecho ocurrió en el año 2008 y tuvo alto perfil noticioso. Los protagonistas, el arquitecto Martín Somoza y la contadora Claudia P., fueron portada de noticieros y diarios durante varias semanas.

El juicio civil  fue iniciado en 2011 por un tío de la víctima contra el Ministerio del Interior, al considerar deficiente el trabajo de la Policía.

Pero el fallo del Tribunal de lo Contencioso Administrativo no hizo lugar a esta demanda, aunque sí dictaminó la responsabilidad del arquitecto Somoza en el hecho. Fijó para él la obligación de pagar la indemnización a Raúl Ferreira, tío de la víctima, que fue herido en uno de los atentados.

Entre el inicio de la demanda y el fallo murió Ferreira por lo que el pago por daño moral deberá ser reorientado a su familia.

La contadora Claudia P. sufrió tres atentados en dos semanas. El primero fue en un apartamento cuando un intruso la atacó y le dio dos balazos mientras su esposo la esperaba afuera.

La segunda fue mientras se recuperaba en un sanatorio y una persona disfrazada de enfermera escapó de todos los controles y pretendió inyectarle insulina.

La tercera ocasión fue cuando dos agresores atacaron a la mujer a la salida de la casa de un tío. En el lugar estaba la contadora Claudia P. y su hija, que salvaron su vida de milagro.

En ese episodio, uno de los balazos hirió de gravedad a Ferreira, tío de la mujer.

Poco después la investigación permitió establecer que detrás de los ataques estaba el esposo de la víctima, el arquitecto Martín Somoza, con quien Claudia P. tenía una hija y planes, por ejemplo construían una casa en un barrio residencial.

Su cómplice resultó ser Stefania Quirque, amante del joven profesional. Ella era compañera de trabajo de Somoza y tenía una relación con él desde meses antes.

La Policía pudo comprobar que fue Quirque, la responsable del primer ataque en el apartamento, la persona encapuchada que sorprendió a Claudia P y se trabó en lucha con ella.

El entrecruzamiento de llamadas y mensajes dejó al descubierto que fue la madre de Quirque la falsa enfermera del segundo ataque.

Y que Somoza fue el contratista de los dos sicarios del fallido tercer ataque. Al respecto, los dos delincuentes aceptaron su error y dijeron al respecto que "estaban pasados de pasta base" lo que afectó la puntería.

Somoza, Stefanía Quirque y la madre de ésta fueron procesados por la justicia.

En el Comcar, Somoza utilizó su talento para construir una iglesia multipropósito como parte de su plan de rehabilitación.

Para la Policía, en realidad, Somoza llevó cabo un plan orquestado por Quirque, a quien las pericias psicológicas mostraron como una sociópata.

Tras ser encarcelada, Quirque logró escapar en noviembre de 2011 durante una jornada de visitas.

Escapó a Brasil, pero pocos meses después volvió a Uruguay acompañando a un grupo de narcos.

Fue recapturada -junto a otras diez personas- en Las Toscas, el lugar donde residía junto al líder de la organización criminal.

Entre sus pertenencias hallaron un pasaporte italiano falso.

 

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