Rapiñas comienzan a bajar pero los delincuentes roban más en sus barrios

Ya no hay más "ética" entre los rapiñeros. Los "rastrillos" ya no son un tabú. La nueva vigilancia policial genera nuevo mapa criminal.

 

Se acabaron los códigos: la Policía sostiene que los rapiñeros “rastrillan”en sus propios barrios, lo que baja el monto de los botines, informa El Observador. Hace poco, Subrayado daba cuenta de afirmaciones del ministro del Interior, Eduardo Bonomi, apuntando a esta hipótesis, a la que le suma el factor "prestigio". 

La situación es parte de la nueva realidad de la delincuencia, que obliga al gobierno a enfocarse nuevamente al microtráfico de drogas. Las bocas de venta son ahora el pivot de otra serie de delitos más violentos.

El nuevo mapa del narcotráfico de Montevideo no es tan nuevo en realidad. Pero lo que sí es nuevo es la firme territorialización de las bandas de narcotraficantes, en cuyos feudos reclutan menores de edad tanto para la venta y distribución de drogas, como para fungir de sicarios en caso que se lo requieran.

El nuevo gobierno -que repite cúpula en el Ministerio del Interior- se propone bajar 30% las rapiñas -unas 5.000 de las 17.000 que se denuncian anualmente- en los próximos cinco años.

Desde 1985 hasta la fecha las rapiñas -es decir el robo con violencia- no ha hecho otra cosa que subir. Incluso a fines de los 90 -ya advertidos de estas tendencias- el sistema político ya aprobó penas más severas para este delito como forma de controlarlo. Sin embargo, las rapiñas siguieron subiendo como modalidad delictiva.

La curva ascendente dio otro salto poco después de la la crisis de 2002, y con el ingreso a la región de la pasta base de cocaína, según coinciden en señalar los expertos. Los delitos se hicieron más violentos desde entonces.

Más de una década después, se sabe que solo la mitad de las rapiñas se denuncian. Muchas de ellas son por valores irrisorios (se estima menos de 500 pesos).

Según El Observador, un grupo técnico informó al ministro Eduardo Bonomi que entre 2008 y 2014 las rapiñas subieron 45%.

Ante esta afirmación, Bonomi pidió a los investigadores que cambiaran los años de referencia.

Los técnicos revieron esa situación y posaron la mirada en el período 2010-2015, es decir el último gobierno progresista. Allí la suba en las rapiñas fue del 15%. Es lo que los técnicos llaman desaceleración de los delitos, es decir crecieron pero crecieron en menor medida que antes.

La geolocalización de los delitos – a partir de la nueva organización de la Policía de Montevideo- ha permitido analizar por qué está sucediendo.

Los delincuentes, según esta hipótesis, primero dejaron las zonas estratégicas y se dedicaron a robar en su zona. Ahora ya lo hacen directamente en sus barrios, dijo una fuente policial a El Observador.

Cuando el delincuente y la víctima se conocen pasan otras cosas, como la amenaza personal para evitar la denuncia. La cercanía y la ausencia de testigos (nadie quiere denunciar por miedo) hace que la desprotección sea mayor.

Los arrebatos y las rapiñas hechas en el barrio también bajan aún más los montos. Hace poco tiempo, según el diario, un juez debió procesar por rapiña a un delincuente que había robado 11 pesos.

Robar poco dinero implica la necesidad de robar más, según esta lógica.

"Cada vez hay más gente dispuesta a cometer delitos merced a una subcultura del delito que les atribuye prestigio", dijo Bonomi en un reciente encuentro con la prensa.

 

FOTO: La televigilancia hace que los delincuentes ya no se sientan seguros en los barrios más centrales de Montevideo.

 

 

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