César Troncoso, el desarrollo de una vocación

Es uno de los actores uruguayos más destacados tanto a nivel nacional como internacional; reconocimiento que hoy le permite vivir exclusivamente de su vocación.

 

César es el mayor de tres hermanos, hijos de padres gallegos. Evoca una infancia feliz, pobre, pero de mucho trabajo y sacrificio. Estos valores que fueron pilares de una casa que su padre, fin de semana tras fin de semana, construyó en Parque del Plata. Ese fue su primer viaje hacia el mar.

A los 15 años se hizo socio de Cinemateca y hasta los 25 fue asiduo espectador. Pero fue el dibujo su primera manifestación artística. Llegó a inscribirse en la escuela Pedro Figari aunque su inclinación era el comic y no el dibujo al natural.

Luego vino el que describe como su “camino del medio”: su ingreso a Facultad de Medicina.

En ese entonces se produjo el mayor desvío en su ruta. Tenía 19 años cuando sus padres y hermanos retornaron a España; él decidió continuar su trayecto en Uruguay, poco tiempo después terminó su primer matrimonio y comenzó a estudiar actuación, primero en Teatro Uno y luego en La Gaviota.

Así comenzó a sumar kilómetros. Un primer mojón fue la dupla Suárez-Troncoso junto a Roberto Suárez.

Luego se sucedieron las obras, lo mantuvieron en continuo ejercicio y se consolidó en el medio local como buen actor y buen tipo. Llegó al cine, algo que no estaba en sus planes y le significó un descubrimiento que lo trasladó a los medios argentino y brasileño.

Entre otras cosas, pudo dejar su trabajo en el estudio contable con el que aseguraba el sustento para el hogar conformado junto a su esposa e hija. Hoy se dedica exclusivamente a su vocación y cumplió todas sus expectativas. La meta ahora es desarrollar un proyecto propio.

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