Rematarán siete aviones y pondrán a la venta sus frecuencias

Gobierno y oposición negocian modificar ley para acelerar la liquidación. Cierre afectará entre 60 y 80% la operativa de Carrasco. Gremio y agencias de viaje en asamblea

 

Medio millón de dólares por día de pérdidas. 8.000 pasajeros a pie y más 80 vuelos que quedaron sin salir. 900 funcionarios que quedarán sin empleo. Un pasivo de 300 millones de dólares.  13 aviones que ya no tienen adónde ir. Sólo entre 2007 y 2012 se perdieron 100 millones de dólares en gestión. Una demanda millonaria de 800 empleados de Varig, un ex socio que no pudo enderezar el rumbo de la compañía. 85 años de historias con más fracasos que éxitos.

Así llega Pluna a su liquidación final, mediante una ley que será presentada por el Poder Ejecutivo al Parlamento este lunes. La comunicación del gobierno a la oposición dio pie a una negociación para obtener la salida más rápida posible a este episodio.

Para el presidente Mujica, la ley debe incluir un inciso que establezca la creación de una nueva compañía.

Este viernes los trabajadores de Pluna marcharon hasta la sede del PIT-CNT en protesta por el cierre de la compañía. Allí se reunieron con dirigentes sindicales para reclamar apoyo a su situación.

El senador nacionalista Carlos Moreira, advirtió a Subrayado que se negociará cambios a la ley de concursos para que se puedan acelerar los plazos de liquidación. Se rematarán siete aviones -de los 13 que hay en existencia- los cuales se encuentran en proceso de compra a crédito con garantía del Estado uruguayo. También se rematarán las líneas correspondientes, dijo Moreira.

Los partidos de oposición están reunidos para buscar alternativas al proyecto oficial. Además, otras contrapartes interesadas en el destino de Pluna mantienen una tensa vigilia. Desde esta mañana se está llevando a cabo nueva asamblea de funcionarios. Unos 300 empleados -de los 900- de Pluna están reunidos este mediodía en PIT-CNT y darán a conocer medidas de lucha

Por su parte, la Asociación Uruguaya de Agencias de Viajes del Uruguay (AUDAVI) hace su propia evaluación de los hechos.

La pregunta es qué pasará con el casi medio millón de pasajeros que transportaba anualmente la aerolínea de bandera uruguaya.

El 80% de la operativo del nuevo aeropuerto Internacional de Carrasco corre por cuenta de Pluna, por lo que su cierre definitivo afecta a los nuevos permisarios del grupo argentino Eurnekián que invirtió más de 160 millones de dólares en su construcción.

Lo único cierto es que Pluna, como tal, no volará más.  Los dos interesados privados, Air Jazz y el grupo Buquebús, vieron difícil una solución con el panorama actual, en  el que las disfunciones empresariales se mezclan con los corporativismo y la alta política uruguaya.

El socio privado canadiense Air Jazz envió a cuatro de sus principales ejecutivos y dictaminó que no seguirá en la compañía. Tenía el 30% de la Sociedad Aeronáutica Oriental, la empresa que había fundado junto a LeadGate para reflotar Pluna. Juntos tenían el 75% del paquete accionario.

 Para comprar los últimos 9 aviones que se sumaron al plan de negocios  exigieron garantía del Estado uruguayo. ¿Quién pagará el crédito tomado con una entidad canadiense?

El alma mater del último intento de resurrección de Pluna, el empresario Matías Campiani, dejó la empresa con bajo perfil y sin que las autoridades públicas expliquen en qué condiciones el consorcio alemán dejó el negocio de nuevo en manos del Estado.

En su momento, la gestión Campiani tomó algunas medidas que dejaron a Pluna herida de muerte, según ha dicho el senador Moreira, uno de los legisladores que vienen siguiendo de cerca la lenta pero segura muerte de la empresa.

Campiani y sus asociados vendieron en 1.2 millones de dólares la sede de la aerolínea en Buenos Aires, una cifra considerada exigua, según informa hoy El País.

La investigación, que seguramente seguirá adelante, deberá determinar por qué la empresa dirigida por el empresario por qué se vendieron repuestos de aviones Bombardier y por qué se alquilaron motores que antes se habían vendido a actuales proveedores.

Uno de los más perjudicados políticamente en el fin de Pluna es el vicepresidente Danilo Astori, quien como ministro de economía en 2007 fue el vocero del Estado uruguayo que anunció la inversión privada de 177 millones de dólares, que en realidad -se sabe hoy- apenas alcanzó a los 30 millones.

La empresa se se haga cargo de los restos de Pluna no la  tendrá fácil porque deberá enfrentar un escenario regional e internacional cada vez más difícil, con costos crecientes en materia de combustible, medidas proteccionistas de gobiernos vecinos, y nuevas fusiones empresariales, que dejaron rezagada a la aerolínea uruguaya.

Los funcionarios de Pluna fueron desalojados anoche de sus puestos de trabajo en el aeropuerto y ya saben que serán enviados al seguro de paro.

Esta mañana, en el Aeropuerto no había nadie de la empresa que diera la cara, sólo algunos pocos pasajeros en busca de una solución para viajar en vacaciones de Julio, una de las grandes zafras del año.

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